"Vamos a establecer el orden cueste lo que cueste", asegura el presidente Alan García

En la zona del desastre no se necesitan sólo alimentos, medicinas y ropa de abrigo. La alarmante cantidad de robos, asaltos y saqueos ha motivado que también hagan falta con urgencia policías.

Los destacamentos habituales de las ciudades afectadas por el terremoto se vieron desbordados por la magnitud de la catástrofe y fueron rápidamente reforzados con 529 hombres procedentes de la capital. Pero éstos también han resultado ser de poca ayuda.

La situación llegó a su punto crítico el viernes por la noche, cuando una turba asaltó y saqueó los camiones que Cáritas del Perú había mandado a Ica con ayuda para los damnificados. También un hospital de Chincha fue atacado.

El Gobierno anunció ayer el envío urgente de otros 600 efectivos, entre ellos, 100 alumnos de la escuela de suboficiales ubicada en Lima y otros 300 provenientes de la ciudad de Arequipa. "Vamos a establecer el orden cueste lo que cueste", declaró el presidente Alan García, que sigue visitando las ciudades afectadas.

La llegada de los refuerzos no ha estado libre de problemas. Un destacamento de 100 policías que debía llegar desde la ciudad de Ayacucho, en la sierra al este de Pisco, no pudo alcanzar su destino debido al derrumbe de un puente que interrumpió la carretera. Además de los policías, 200 soldados del Ejército y 200 infantes de marina han sido enviados a las ciudades afectadas para colaborar en las labores de seguridad. El ministro de Defensa, Allan Wagner, anunció ayer el inmediato envío de 600 militares más.

También han llegado batallones de ingeniería con maquinaria pesada para apoyar en el desescombro y en las primeras tareas de reconstrucción. Sólo la rehabilitación de los 10 kilómetros de la carretera Panamericana Sur que quedaron destruidos luego del terremoto demorará seis meses y costará cuatro millones de dólares, informaron fuentes del Gobierno. En las ciudades, el trabajo será mucho más largo y costoso.

Pisco deberá ser construido de nuevo "desde los cimientos", dijo ayer el primer ministro Jorge del Castillo. "Tenemos que hacer un nuevo Pisco, esto va desde una nueva red de energía eléctrica, de agua y de desagüe, porque las actuales han colapsado", refirió, y afirmó que el Estado no escatimará recursos en esta empresa.

Lima también ha enviado médicos, otro bien escaso en la zona del desastre. Si bien todos los heridos graves ya han sido trasladados a hospitales de la capital, ha sido necesario trasladar 600 facultativos, según el coordinador del Ministerio de Salud en el área del desastre. Como los hospitales fueron desbordados en su capacidad, se ha levantado un hospital de campaña en la plaza de Armas de Pisco.

La ayuda nacional e internacional sigue llegando por vía terrestre y aérea, a través del aeropuerto militar de Pisco, que recibe en promedio más de 50 vuelos diarios. Se han recibido donativos de países vecinos, como Bolivia y Colombia, y de otros más alejados, como Marruecos, que donará 500.000 dólares para la construcción de viviendas, anunció ayer el presidente del Congreso, Luis Gonzales Posada.

El presidente García agradeció las muestras de solidaridad de distintas partes del mundo. "He conversado con un gran número de jefes de Estado, sobresaltados por el sismo, y todos se están haciendo presentes enviando ayuda", dijo el viernes. También señaló que intentó conversar con el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, pero los problemas de comunicación que persisten en Pisco lo impidieron.