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Del boicoteo a los productos, a anuncios contra el Estatuto

Los dirigentes del Partido Popular ya pueden acercarse a Cataluña sin ser objeto de abucheos, insultos y alguna que otra agresión. Pero en plena discusión del Estatuto se reprodujeron los incidentes por parte de grupos radicales contra los dirigentes de este partido Mariano Rajoy, Àngel Acebes o Eduardo Zaplana, a quienes todos los partidos sin excepción, y buena parte de la sociedad catalana, responsabilizaban del ambiente de crispación que presidía las relaciones entre Cataluña y el resto de España. Acebes llegó a afirmar que la banda terrorista ETA "tutelaba el Estatuto".

La tensión se ha reducido al mínimo tras la aprobación en referéndum del texto estatutario, aunque todavía siga pendiente la resolución del recurso del Partido Popular interpuesto ante el Tribunal Constitucional, contrariamente a lo que ha hecho con el Estatuto andaluz. El PP votó el texto andaluz, que incluye artículos idénticos a los del catalán.

La oposición frontal de los populares al Estatuto catalán desató algunos episodios convulsos, atizados a veces desde algunos medios de comunicación tanto privados como públicos. Por ejemplo, Telemadrid fomentó el boicoteo al cava catalán después de que el republicano Josep Lluís Carod sostuvo que no era partidario de que Madrid fuera la sede de los Juegos Olímpicos de 2012.

La misma cadena autonómica emitió un reportaje denunciando una supuesta persecución del castellano en Cataluña. Hasta el comité de empresa de Telemadrid acusó a la dirección de "fomentar el odio entre los ciudadanos" a través de un programa en el que se vertían frases como: "Cualquiera que no hable catalán y (...) que no piense como la mayoría en Cataluña se expone a sufrir la presión de los que han decidido imponer su lengua y su ideología".

Anuncios en la radio

El PP utilizó todos los medios a su alcance. En Andalucía puso en marcha una campaña radiofónica que cargaba duramente contra la política lingüística de la Generalitat o el nuevo sistema de financiación. Se tachaba a los catalanes de insolidarios y se afirmaba que en Cataluña se prohíbe aprender castellano. Convergència i Unió contraatacó con otra campaña para intentar frenar la "catalanofobia" que, a su juicio, avivaba el PP.

El sector del cava no fue el único perjudicado por el boicoteo. Los datos más optimistas cifran en el 2% la caída de las ventas. Entidades financieras como La Caixa y numerosas empresas catalanas sufrieron un constante goteo de pérdida de clientes en un mercado que les había sido fiel hasta entonces. Hasta en Internet circulaba una lista de productos catalanes a boicotear.

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