Del modernismo al siglo XXI
La centenaria estación de La Concordia estrena fachada posterior y un paseo peatonal
Los trenes que parten de La Concordia, la centenaria estación de FEVE en Bilbao, unen la capital vizcaína con Santander, León y Galicia en pausados trayectos con mucho de turístico. Además, la línea que lleva a Balmaseda es utilizada cada año por casi dos millones de viajeros. Su nombre evoca un anhelo actual de todos los vascos y parece una petición expresa a sus políticos y los del resto de España.
La fachada principal de la estación, en la céntrica calle de Bailén, es de estilo modernista, brillante en sus colores amarillos y verdes. El arquitecto Severino Achúcarro la configuró a modo de llamativa escenografía y desde su inauguración, en 1902, se ha convertido en una de las postales más vistosas y reconocibles del Bilbao clásico. Muy cercana a la estación de Renfe en Abando, ambas terminales se comunican por un callejón trasero, un camino que los ciudadanos utilizan de forma habitual para acortar el trayecto entre la Gran Vía y el Casco Viejo. Sin embargo, no era más que eso, un callejón oscuro y descuidado.
La rehabilitación ha abierto un gran mirador acristalado a la altura de los andenes
Desde ayer, las dos estaciones se comunican a través de un amplio paseo gracias a la peatonalización de la calle de José María Olabarri, que ha dado luz y amplitud a aquel callejón. La peatonalización, con adoquines de granito gris, cuenta con puntos y líneas de luz de color ámbar en el pavimento que se iluminan durante la noche. La obra ha costado 680.000 euros.
La rehabilitación de la fachada trasera de La Concordia y del interior de la estación, con un coste de 1,3 millones de euros, ha sido realizada por el equipo de arquitectos IBM, que ha abierto un gran mirador acristalado a la altura de los andenes. Ambas obras han sido financiadas por FEVE, el Ayuntamiento y Bilbao Ría 2000.
También se ha eliminado la anterior puerta de acceso a la estación, pequeña e incómoda, y se ha abierto una moderna entrada de cristal, que funciona mientras la estación se halla en funcionamiento. En esa entrada se han instalado los ascensores para minusválidos. Se ha aprovechado, además, para limpiar la limpiar la fachada histórica y sustituir la cubierta sobre las vías.
La red de vía estrecha de FEVE suma 1.200 kilómetros. Todo su trazado está situado en el norte de España con dos rutas básicas: Bilbao-Santander y Bilbao- León, el famoso tren de La Robla. Ambas transportan tanto pasajeros como mercancías.
El tren de La Robla se creó para llevar carbón de las minas leonesas a los altos hornos vizcaínas. Hoy hace el traslado inverso: lleva el carbón importado que arriba al puerto de Bilbao hasta León. El viaje de La Robla para los pasajeros dura siete horas y cuarto. Son trayectos para disfrutar, para admirar el paisaje o para sentir el placer de viajar, algo que se ha perdido en la era de los aviones, los trenes de alta velocidad y las autopistas. El deleite del viaje alcanza su máximo con la oferta del Transcantábrico, un crucero ferroviario de ocho días de León a Santiago de Compostela pasando, entre otras localidades, por Bilbao.
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