Más sobre las escuchas de la CIA
Con referencia a la carta del señor Lameiro sobre los cambios a la ley FISA regulando escuchas electrónicas en EE UU -publicada el 9 de agosto-, me gustaría poder añadir algunos comentarios.
Es difícil saber de qué manera los nuevos cambios podrían ayudar a la Administración en su lucha contra el terrorismo, dado que el tribunal FISA es, y siempre lo ha sido, una de las herramientas del espionaje más flexibles con que el Ejecutivo estadounidense ha podido contar. Desde su nacimiento en 1979 hasta 2002, el tribunal no negó al presidente ni una sola vez el permiso de realizar escuchas. Además, las peticiones para empezar escuchas pueden tener un carácter retroactivo, dado que se pueden solicitar hasta 48 horas después de que dichas escuchas hayan empezado.
La ley FISA fue aprobada como una respuesta al escándalo Watergate, cuando la Administración de Nixon realizó un gran número de escuchas ilegales sobre ciudadanos estadounidenses. El tribunal FISA, en el contexto de esta ley, pretende realizar un contrapeso judicial al poder ejecutivo y, en consecuencia, actuar como la última barrera entre una presidencia irresponsable y la privacidad de los ciudadanos. El único propósito que jamás podrían tener los cambios a esta ley, que restan al tribunal este poder de revisión y lo pone en las manos del fiscal general Alberto Gonzales -un hombre política e ideológicamente unido a la Administración actual-, es el de borrar esta pequeña protección tan necesaria y concentrar aún más poder, en un Ejecutivo peligrosamente sediento de poder.
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