Ministra en El Prat
Magdalena Álvarez aparece en los medios diciendo que en El Prat la situación es normal. Mientras, yo sigo intentando contactar con la empresa de handling -subcontratada por el Estado- que no encuentra mi equipaje. Los errores y despropósitos se suceden: dicha compañía, Groundforce, afirma que las maletas perdidas se nos han devuelto (denunciamos la desaparición de cuatro y sólo dos de ellas nos han sido retornadas). El teléfono de atención al cliente comunica o no contesta, porque tal y como descubro luego, lo comparten tres operarios que no dan abasto y que también lo utilizan para las llamadas salientes. Por no mencionar las colas kilométricas, puesto que hay que pasar todos los controles de seguridad y esperar al menos una hora antes de poder hablar con nadie.
La terminal y el almacén rebosan de maletas sin dueño, muchas de ellas perfectamente etiquetadas. Mi hermana, alma caritativa, llama desde su móvil particular a los teléfonos de las etiquetas, y los propietarios, alborozados y sorprendidos, nos cuentan que no tenían ni idea de su situación. Ni en la central de Groundforce en Mallorca, ni en El Prat, ni en las oficinas de KLM (compañía con la que volé) hay un responsable al que me pueda dirigir. Eso sí, señora ministra, el aeropuerto va como una seda, la declaración de la renta me ha salido un año más a pagar y el PSOE ha perdido un voto.
