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Un escándalo opaco y con ramificaciones

La opacidad y el secretismo han sido la nota dominante desde el primer momento en el caso Ivex, que salió a la luz a finales de la década de los noventa y que hasta hoy sigue sin ser aclarado en ninguna de sus dos vertientes: la de Lagier, primero, y después la de Julio Iglesias. El caso arrancó al descubrirse el agujero de 1.049 millones de pesetas generado, supuestamente, por unos derechos de compensación que posibilitaron la exportación a Túnez de 262 vehículos de la empresa Ford España a través de las empresas de Lagier. Y tuvo su continuación en el contrato firmado poco después para que el cantante Julio Iglesias actuara como embajador de la Comunidad Valenciana, con el pago de cantidades millonarias por actividades nunca realizadas.

En ambos casos, la actuación del Ivex y del Consell del PP -tanto bajo la presidencia de Eduardo Zaplana, primero, como más tarde con Francisco Camps, pero también en el interregno de José Luis Olivas- ha estado presidida por la opacidad, la negación de las evidencias -como las posibles irregularidades reflejadas en informes de la Sindicatura de Comptes-, el rechazo sistemático de todas las peticiones de los grupos de la oposición de poner en marcha comisiones de investigación en las Cortes Valencianas y la negativa a asumir cualquier responsabilidad política.

Durante años, el PP se ha negado una y otra vez a crear una comisión de investigación en las Cortes. Los portavoces de la oposición sacaban a relucir reiteradamente el asunto en cada reunión de la Junta de Portavoces con la intención de que sus iniciativas fueran incluidas en el orden del día del pleno. Cada vez, el PP se oponía. Sólo en octubre de 2005, y por sorpresa, los populares finalmente accedieron: las iniciativas que reclamaban la creación de una comisión de investigación fueron incluidas en el programa del pleno del 19 de ese mes. De nada sirvió, puesto que el PP, con su mayoría absoluta, rechazó la creación de la comisión de investigación.

El Ivex ha sido protagonista de dos de los escándalos más sonados de la reciente historia valenciana, que han supuesto un importante quebranto económico para la Generalitat, sólo superado por los sobrecostos irregulares durante la construcción del parque Terra Mítica de Benidorm. Pero el Consell del PP nunca ha aclarado estos escándalos.

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