La suerte es por la mañana
Las mañanas, he descubierto, son para la fortuna. Vi dos programas ayer, uno en Antena 3 y otro en La Uno, que se contraprogramaban. En una, Javier Capitán hacía sufrir a una chica que no sabía si quedarse con el sobre quince o con el sobre tres; en la otra, Jorge Fernández se preocupaba de hacer sufrir a tres concursantes a los que se sometía a la tortura del scrable, o algo así. Por detrás de los dos entretenimientos, el dinero, y por delante nada, el dinero. En el caso de Capitán no hay trampa; él se coloca allí, como un trilero (con perdón), y va negociando sobres y más sobres (él se llama El Negociador) hasta que la persona que concursa se decide por el que más rabia le da. El propósito de ambos concursos no es sólo crear inquietud en los que están en el plató sino hacer la vida imposible de los que estamos en casa, queriendo que el concursante le gane a la banca.
La concursante que competía con Capitán se quedó muy feliz de haber ganado la mitad de lo que ansiaba, pero al final no supimos qué había en el sobre número tres. Y en el programa de Antena 3, Jorge Fernández se interrumpió a sí mismo, o le interrumpieron, para la publicidad, cuando la cosa estaba en el punto álgido de la competición y uno de los concursantes le daba al manubrio de la ruleta. En ambos casos, nos quedamos en ascuas. Me pareció más grave lo de Antena 3. El corte publicitario, largo y ancho, interrumpió de cuajo el concurso, y no sólo nos privó del resultado sino que nos previno de seguir mirando. La fortuna, para el que se la trabaje.
He estado viendo las lecciones de inglés de Gomaespuma en La Dos. Siempre ingeniosas, han ido al idioma por el camino del chiste. Las mirarán. Una idea, acaso complementaria: ¿y por qué la televisión estatal no pone en inglés las películas y las series, con subtítulos? Ésas sí que serían lecciones de inglés.
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