40 muertos y 80 heridos en una nueva oleada de atentados
Más de 40 personas murieron ayer y otras 80 resultaron heridas en una nueva jornada de violencia en Irak. La violencia se cebó especialmente con la ciudad de Tel Afar (al noroeste del país), donde 28 personas perdieron la vida (de las cuales 12 eran niños) cuando un suicida hizo estallar un camión cargado de explosivos.
Según explicó a la agencia Efe el jefe de la policía de la ciudad, Naim Abdalá, la mayoría de las víctimas fueron mujeres y niños que esperaban al reparto de bloques de hielo de un vehículo frigorífico. Ocho de los 50 heridos causados por el suicida se encontraban ayer en estado grave, por lo que no se descartaba que aumentase el número de víctimas en esta ciudad multiétnica y blanco frecuente de los ataques de la insurgencia.
En otro incidente, cerca del puente de Diyala, una bomba mató a seis empleados de la limpieza que esperaban un microbús. En un tercer ataque, soldados estadounidenses dispararon contra varias viviendas y causaron la muerte de seis personas de la misma familia en la ciudad de Duluyia, 90 kilómetros al norte de Bagdad. El incidente se produjo después de que una patrulla del Ejército estadounidense fuera atacada tras detener a dos personas en una redada.
Además, cuatro soldados estadounidenses murieron ayer en un ataque en la ciudad de Baquba, 60 kilómetros al norte de Bagdad. Con estos son ya 3.670 los soldados estadounidenses muertos desde marzo de 2003 en que el presidente George W. Bush ordenó la invasión del país.
Cadáveres en un descampado
Precisamente en Baquba la policía encontró el pasado domingo 60 cadáveres en un descampado de Baquba, ciudad al norte de Bagdad. A diario aparecen en el país decenas de cadáveres con los ojos vendados y con signos de tortura como consecuencia de la violencia sectaria que divide a suníes y chiíes. Baquba es la capital de la provincia de Diyala, donde han sido enviados miles de soldados para detener la creciente ola de violencia que se registra en el norte.
Además, el día trajo otra mala noticia para el primer ministro, Nuri al Maliki, ya que uno de sus aliados en el Ejecutivo, el ex primer ministro chií Iyad Alaui, retiró a sus cinco ministros de las reuniones del Gabinete como anticipo del eventual abandono del Gobierno.
La decisión de Alaui llega seis días después de que el Frente del Consenso Iraquí (FCI), la coalición suní más importante del país, anunciara la retirada de sus seis ministros en el Ejecutivo, bajo el argumento de que Maliki había desoído todas sus demandas. Entre las peticiones del FCI se encontraba la liberación de miles de detenidos suníes y el desarme de las milicias chiíes. El paso de Alaui sitúa al Ejecutivo de Maliki en una situación de fragilidad extrema y máxima presión para que responda a las exigencias de los que hasta ahora han sido sus socios de gobierno.
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