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El caos en la autopista desborda la indignación ciudadana en Cataluña

El Gobierno catalán ordena por vez primera levantar las barreras de dos peajes de la AP-7

Las colas de hasta 75 kilómetros que ayer se registraron en dos peajes de la AP-7 en la provincia de Tarragona fueron la gota que colmó el vaso de la paciencia ciudadana en Cataluña. La semana pasada fue el apagón de Barcelona; anteayer, más de medio millar de personas tuvieron que ser rescatadas de un tren de cercanías tras permanecer dos horas en su interior en un incidente que afectó a más de 20.000 personas; ayer, el caos se enseñoreó de las autopistas.

Las retenciones fueron de tal calibre que el Gobierno catalán ordenó, por vez primera en su historia, que se levantaran las barreras de los peajes. Acesa, empresa concesionaria de autopistas, culpó a Renfe y a la debilidad de sus infraestructuras de las retenciones, en una reacción muy parecida a la que la semana pasada enfrentó a Endesa y a Red Eléctrica por el apagón de Barcelona.

Mientras los ciudadanos asisten resignados a este fiasco estructural, el director de Cercanías Renfe de Barcelona aseguraba ayer a este diario que entre 2000 y 2005 no se compró un solo tren más de los 155 existentes para esa red que cada año utilizan más de 120 millones de usuarios.

La debilidad inversora también planeó sobre los compromisos que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, realizó el pasado jueves a Barcelona. Zapatero se comprometió a acelerar las inversiones, entre ellas las del aeropuerto de El Prat, una de las pocas infraestructuras que aún resisten en este agitado inicio de vacaciones en Cataluña.

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