Respeto, no veneración
No son más hidroaviones lo que falta para apagar los incendios. Y menos aún en Canarias, en donde, cuando sopla en viento, no pueden intervenir. Es gestión del territorio, y ordenación del monte, preparándolo para que sea más resistente y más limitador de los grandes incendios. Y eso se hace con su gestión y su aprovechamiento. Obtendríamos madera de calidad, dejaríamos de importar tanta, y obtendríamos biomasa forestal -material leñoso sin aprovechamiento comercial- que quemada fuera del monte tendría un uso eficiente para la sociedad. Pero a ésta la hemos convencido en las últimas décadas de que el monte es sagrado, que no se toca. Y ése ha sido nuestro mayor error. Gente urbana, con hábitos urbanos, en el medio rural, al que desconocen. Por eso, y por el clima que tenemos, siempre habrá incendios: por una quema de rastrojos, por una barbacoa, por un cigarro, por un perturbado, como señal de protesta... Y sabemos apagarlos. Lo que debemos evitar es que se propaguen. ¿Por qué no arden los montes de Soria cuando surge el fuego? Porque hay gestión, desde siempre, la de siempre. Y porque hay respeto al monte, pero no veneración.
Con el precio de una fragata compraríamos 15 hidroaviones, sí, no está mal. Pero preferiría destinar los 20.000 millones a gestionar nuestros 16 millones de hectáreas de bosque. Dan para ello y sobraría algo, para comprar algún hidroavión.