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Reportaje:

Madrid celebra por partida triple

Un desfile de gigantes y cabezudos inaugura por las calles del casco antiguo las fiestas de agosto, que se celebran en honor de San Cayetano, San Lorenzo y la Virgen de la Paloma

Hace más de veinte años que Carlos, un vecino de Madrid, se mete dentro de un gigante de cartón piedra y madera. Se convierte así en un chulapo de casi tres metros que baila al ritmo del paso doble. Ayer salió a desfilar por las calles del centro de la capital, que parecían haberse llenado de personajes sacados de un cuadro de Goya. El distrito Centro celebra agosto por partida triple: San Cayetano, San Lorenzo y la Virgen de la Paloma. La fiesta quedó inaugurada ayer con una verbena que recorrió las estrechas calles del barrio de La Latina para caer en la Plaza Mayor, en una fiesta que le costó al Ayuntamiento cerca de 300.000 euros y que se extiende hasta el 15 de agosto.

Desde la plaza de Los Carros salieron personajes madrileños como La Javiera, la mujer que inventó las rosquillas listas y tontas, con su vestido largo, delantal y su enmarañado pelo blanco. El torero Cuchares, desafiante, vestido de rojo. Lola la vendedora de naranjas, con el pelo corto, enormes pendientes dorados y una falda de vuelos que danzaban con el aire. Ella le guiña el ojo a Doña Cunti, la cantante de ópera frustrada porque nunca logró ser la gran artista que añoraba, que camina erguida con su vestido de seda negro y su abanico de madera. Son los cabezudos, que bailan durante la verbena que se celebra todos los años, al inicio de agosto.

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En el distrito centro también se habla árabe y chino

Dentro de La Calderona va Rocío, una actriz de 26 años, que año tras año viste la enorme máscara de cartón y piedra. Se la quita por momentos, apenas segundos, para secarse el sudor de la frente. Se cerciora de que nadie la ve y vuelve al baile. "Se pasa mucho calor y es muy mal pagado, pero es muy divertido y gratificante" confiesa, mientras se acomoda la máscara de pelo castaño y enorme boca. "La Calderona era una actriz que con su simpatía conquistó al Rey y hasta logró volverlo más divertido y bondadoso", añade.

Detrás de los cabezudos van los gigantes, encarnando a personajes madrileños como La Latina, Goya, Isabel II, Carlos III y la Mari Pepa y el Julián, los protagonistas de la Zarzuela La Verbena de la Paloma.

"Es una tradición que retomamos de la que había cuando cambió el régimen", explica Carlos, mientras se libera de la inmensa estructura de cara sonriente y parpusa de cuadros. Aprovecha el descanso para beber una lata de cerveza y contar que hace unos años los monigotes estaban tirados en el mercado de Legazpi, "tomados por las ratas y casi destruidos", y que ahora han sido restaurados y además se han confeccionado personajes nuevos. "Como la Manuelita Malasaña", interrumpe Carla, su hija, de 11 años. Desde los siete la niña no se pierde una de estas fiestas y espera pronto poder ponerse el traje y desfilar.

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Carla quiere ser un mojigongo, que es el personaje "que va abriendo paso a los gigantes", explica José, uno de ellos. Se visten de colores vistosos y llevan máscaras que exageran sus mejillas y nariz. En la mano ostentan una especie de bastón con una tripa de cerdo en la punta. "Se usaba para dar un golpe a los niños y asustarlos antes de la matanza del cerdo". Y todavía los asustan. Los gritos de un pequeño competían ayer con los tambores de la banda. La madre insistía en sacarle una foto con los cabezudos, mientras el chico se aferraba a un árbol con los ojos llenos de lágrimas.

Cuando el desfile entra en la Plaza Mayor, decenas de turistas apuran el bocadillo y se apresuran a desenfundar cámaras de fotos y de vídeo. Todos quieren hacerse un retrato con los extraños personajes.

Mezclado entre los turistas está Carlos Dorrell, que se sabe las historias de los cabezudos y gigantes de memoria. "La Manolita Malasaña era una costurera que, durante la época de los franceses, salió a la calle con una tijera durante un toque de queda. Los soldados la apresaron porque consideraron que llevaba un arma de fuego y entonces la fusilaron", relata.

La comparsa se queda en la Plaza Mayor. Los gigantes se aparcan frente al balcón de la junta municipal y esperan junto a los turistas y residentes el pregón. La actriz Emma Ozores alza la voz para decir que ese es un homenaje "a los madrileños y también a los que no nacieron aquí, porque son parte importante de nuestra ciudad". Le sigue en el micrófono Antonio Ozores, su padre: "Yo no voy a hablar en inglés como Marta Sánchez, pero de todos modos no me van a entender". Ríe y grita "¡viva Madrid!", tan claro que todos le aplauden. Llueve confeti y la música y la limoná empiezan a circular.

Desfile de gigantes y cabezudos celebrado en la plaza Mayor para abrir las fiestas de agosto de la capital.
Desfile de gigantes y cabezudos celebrado en la plaza Mayor para abrir las fiestas de agosto de la capital.MARUXA RUIZ DEL ÁRBOL
Un gigante que representa al rey Carlos III.
Un gigante que representa al rey Carlos III.M. R. A.

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