"Se ha devuelto a mi abuelo el espacio que le corresponde"
Carmen Negrín, de 60 años y nieta del jefe de Gobierno Juan Negrín, acompaña desde hace 10 meses los recuerdos itinerantes de su abuelo, que configuran la exposición Juan Negrín 1896-1956, que se inauguró el pasado septiembre en Madrid,pasó después por Las Palmas y ahora se presenta en el Museo de Historia de Barcelona, donde estará abierta al público hasta el próximo mes de noviembre. Carmen es un producto típico del exilio: nació en Estados Unidos, creció a caballo de México y Francia, se casó con un refugiado chileno y vive desde hace cerca de tres décadas en París.
Pregunta. ¿Esta exposición sirve para recuperar la memoria muchas veces vituperada de su abuelo?
Respuesta. A título personal estoy contenta, porque le ha devuelto el espacio que le corresponde, aunque los familiares siempre pedimos más. No sólo por mi abuelo, sino por toda la gente que le siguió, que estaba con él. Porque era todo un pueblo que luchaba y porque, en definitiva, él lideraba la guerra contra el fascismo.
P. ¿Por qué se ha tardado tanto?
R. Tenía en contra a los anarquistas, a un sector de los socialistas y a él, como presidente del Gobierno, se le responsabilizó de una guerra que se perdió. Cuando se pierde una guerra siempre se busca a un culpable.
P. Es usted muy diplomática. ¿Por qué no habla de las críticas y de las acusaciones del POUM?
R. El POUM forma parte de esas corrientes que han tratado de impedir que se hable de Negrín de forma diferente de como lo hacen ellos.
P. ¿Qué recuerdo tiene de su abuelo?
R. Mi abuelo era perfecto. Él me crió, me hizo de padre. Yo le tenía mucho cariño. Mi madre estaba muy enferma y se quedó en México con mi padre, mientras me enviaban a París, donde vivía mi abuelo. Yo tenía entonces tres años y viví con él hasta que murió en 1956.
P. ¿Le oyó hablar alguna vez de Cataluña o de Barcelona?
R. Él tenía un gran recuerdo de Cataluña y de Barcelona. Era una ciudad que le había gustado mucho.
P. A pesar de que los catalanes le han tratado siempre muy mal.
R. Nunca se quejó, de la misma manera que no se quejó nunca de lo mal que le trataron los ingleses. Cuando se fue a Londres y trató de exiliarse allí, el Gobierno inglés trató de enviarle a Albania o Nueva Zelanda. Se lo querían sacar de encima. Lo humillaron constantemente.
P. Se han escrito y escriben cosas atroces sobre su padre.
R. Sí. Se han escrito errores y horrores. Pero ahí están la historia, los hechos y los documentos para colocar las cosas en su sitio.
P. Incluso algunos han llegado a decir que sus hijos, entre ellos su padre, se beneficiaron del oro de Moscú.
R. Le aseguro que nada de eso es cierto. Si hubiera sido así no hubiera tenido que trabajar durante 30 años en la UNESCO, ni mi padre, ni mis tíos hubieran tenido que empezar de cero.
P. ¿Es verdad que en la sede oficial del Partido Socialista Obrero de Madrid ni siquiera hay una foto de su abuelo?
R. Es cierto. Yo creo que ha llegado el momento de que su foto sea colocada en la sede del PSOE.
P. ¿Cómo es que usted, que es tan española, no tiene la nacionalidad de España?
R. Porque es una cuestión de principios. No quiero pedirla. Espero que me ofrezcan la nacionalidad española.
La otra capital
El Museo de Historia de Barcelona albergará hasta el próximo mes de noviembre la exposición titulada Juan Negrín, 1892-1956. Barcelona, capital de la República, con la que se conmemora el 50º aniversario de la muerte del último jefe de Gobierno de la República. A partir del mes de noviembre la exposición será presentada en Valencia.
La exhibición conserva la filosofía y los trazos fundamentales de la exposición que el pasado mes de septiembre se inauguró en Madrid. Pero en esta ocasión se ha rehecho y adaptado a Barcelona, haciendo especial hincapié en el periodo comprendido entre noviembre de 1937 y febrero de 1939, en el que la capital catalana fue también la capital de España.
Las fotos y los documentos que se muestran recogen, entre otras efemérides, las sesiones de las Cortes celebradas en Montserrat y Sant Cugat, un discurso del presidente Manuel Azaña en el Ayuntamiento de Barcelona, la despedida de las Brigadas Internacionales y su salida al exilio.
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