Aire fresco para la danza
La actual promoción de bailarines de IT Dansa, Jove Companyia de l'Institut del Teatre de Barcelona, deleitó al público con un baile entusiasta y una dinámica energía en su actuación en la noche del pasado jueves en la sala Ovidi Montllor. El grupo que dirige Catherine Allard ofreció una representación que fue toda una bocanada de aire fresco para el espectador, ya acostumbrado al buen hacer de los posgraduados que pasan por las directrices de la Allard y su equipo. Sin embargo, si siempre resulta estimulante ver a 18 vibrantes bailarines en escena, en esta ocasión otra de las razones del éxito obtenido ha sido la elección de tres coreografías firmadas por creadores jóvenes, la pieza Fièvre, de Jo Stromgren, que ya forma parte del repertorio de la compañía, y los estrenos: Whim. Fractured fairytale, de Alex Ekman, y Naked thoughts, de Rafael Bonachela. Las tres forman un programa ameno y ágil con un lenguaje muy actual que resulta atractivo para despertar el interés del público joven por la danza.
La velada comenzó con Whim. Fractured fairytale, del sueco Alex Ekman. Este joven de 23 años que ha bailado en el Nederlands Dans Theater II y en el Cullberg Ballet, compañías para las que también ha creado varias obras, ha ideado para los 18 bailarines de IT Dansa una pieza muy vital, que sitúa en un escenario que bien podría ser un manicomio. Los intérpretes visten camisones blancos y la relación entre ellos es caótica. Refleja la sociedad moderna convertida en una torre de Babel.
Obsesión y neurosis
Al comienzo de la pieza cada uno de los bailarines está sentado en una silla y de sus cabezas sale humo. Un fragmento de El invierno de Las cuatro estaciones de Vivaldi ilustra musicalmente esta parte de la coreografía. El trabajo coral es trepidante y a la música de Vivaldi se le suman Le pendule de Marie Antoniette, de Marcelle de Lacour; Bolero, de Ravel, en versión de Edmundo Ros, y para finalizar la sugerente canción de Nina Simone My baby just cares for me. El gesto se identifica con el que destila el hombre contemporáneo. La obsesión, la neurosis y la soledad esculpen el baile de los intérpretes. Muy imaginativa es la forma en que cada uno de los bailarines dice su nombre mientras sus cuerpos se retuercen convulsivamente.
El bailarín y coreógrafo catalán afincado en Londres Rafael Bonachela ha creado para la compañía Naked thoughs, para la que se ha inspirado en los ciberpoemas de la artista vasca Ainize Txopitea. Se trata de un trabajo sobre el amor y el desamor, sobre el abismo y la seguridad. Cuatro parejas se enzarzan en un baile metálico, duro y avasallador. Los pasos a dos son contundentes. La dureza del baile refleja la lucha interna de cada individuo: entre lo que siente y las barreras físicas que le impiden demostrar su emoción. La música original del también catalán Ramón Balagué ilustra la violencia que requiere el gesto. Este espectáculo puede verse hasta hoy.
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