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Columna
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En el medio

Es lo que se le dice a los niños cuando estorban: "Siempre en medio, como el jueves". Por eso El Jueves sale los miércoles: para que no parezca que están tocando las narices. El secuestro del último número del semanario de humor suena casi a novedad porque sólo los más viejos del lugar recuerdan aquella práctica habitual del paleolítico franquista. Supuestamente, una de las conquistas de las democracias occidentales es la libertad de prensa mientras no se caiga en una tropelía manifiesta.

En este caso el delito es un poco sui generis porque las injurias a la Corona -contempladas en el Código Penal- son cuestión de interpretación y más en un contexto humorístico. La Casa Real no suele entrar al trapo: es contraproducente. En este caso, tampoco parece que la idea haya partido de ellos y es sólo cosa de la Fiscalía y del juez Del Olmo que han resultado más papistas que el Papa. O que El Papus, que era otra revista de humor cruel de antaño. Es especialmente divertido el intento de impedir la difusión de una viñeta sarcástica en los tiempos que corren.

La orden de secuestro incluye la obligación de entregar los "moldes" de la edición. Aquí el resbalón es morrocotudo porque existen Internet y los teléfonos móviles. Antes de que la policía retirara de los kioskos los ejemplares que ya habían sido repartidos (¡menudo curro!) la gente estaba sobre aviso y se vendió la mayor parte de la tirada en un abrir y cerrar de ojos. Aunque así no hubiera sido, la difusión de la caricatura de los Príncipes de Asturias ya es mayor de la que cualquier revista puede esperar dada la publicidad que se le ha dado a un asunto casi banal. Los jueces no saben que los "moldes" en cualquier entorno digital no existen: es un mundo clónico en el que la copia es idéntica al original. Una vez más, el poder judicial, como el político, demuestra que no pisa la calle ni para comprar tabaco y que tiene serias carencias en asuntos tecnológicos. A lo mejor, hacer el ridículo de vez en cuando les sienta bien y espolea una pequeña actualización que están pidiendo a gritos.

Por otro lado, este caso concreto tiene una connotación más allá de lo soez o irrespetuoso que pudiera ser el dibujo en cuestión (habría mucho que hablar sobre ello): el texto pone en cuestión el trabajo de la Familia Real porque hace mención a la subvención por tener hijos que promete el Gobierno de Zapatero. El coito de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz supondría una oportunidad de acceso al mercado laboral de los Príncipes por lo remunerado del acto. Puede que sea esto, y no la falta de decoro, lo que movilizó el mecanismo arcaico del secuestro. Si es así, esto sería un delito de opinión -inexistente en la ley española- y no de injurias a la Corona; a no ser que decir que los Borbones no dan palo al agua sea una calumnia. El que se pica, ajos mastica.

Si seguimos por el camino marcado la semana pasada por la Audiencia Nacional, tendríamos que empezar a quemar los originales (los "moldes") de los dibujos de Castelao en Cousas da vida. En una de ellas aparece un político desposeído de su cargo totalmente abatido (eso sí, con el puro en la boca) y su mujer le dice en español: "¡Qué aburrido estás desde que no mandas...! ¿Por qué no aprendes ortografía y te entretienes?" El insulto a la clase política caciquil se parece sospechosamente a la puya menos sutil largada por El Jueves, pero a nadie se le ocurre retirar un libro de don Daniel de las librerías.

¿Es intocable la monarquía española como institución y los miembros de la familia real como sus representantes? ¡Pues vaya una mierda! En el año 1977 se vendía en El Corte Inglés el disco de los Sex Pistols con God save the Queen, una canción en la que se dice de la reina de Inglaterra que el suyo es un régimen fascista y que ella no es un ser humano. No sé cómo es la ley británica pero, aunque el grupo de Johnny Rotten fuera vetado en las televisiones y las radios públicas, el disco se distribuía sin secuestros de por medio. Habrá que esperar a que el número de El Jueves de la semana pasada sufra el síndrome de Estocolmo para saber el alcance de este anacronismo.

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julian@discosdefreno.com

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