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Columna
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Secuestros

No podemos hablar de otra cosa desde el pasado viernes. Porque el viernes, como todos ya saben, secuestraron El Jueves (que sale el miércoles). No podemos hablar del desencuentro (encontronazo, dicen) entre Imaz e Ibarretxe, ni buscar parecidos por los pelos entre ellos dos y Arzalluz y Garaikoetxea, la pareja peligrosa de entonces, hace una eternidad de veinte años. Estos últimos días de julio no hay más juego de parejas que el de los Príncipes de Asturias caricaturizados en una conocida (ahora archiconocida) publicación satírica. No podemos hablar de otra cosa.

Anteayer clausuraron en Bilbao Euskalsex (primer Salón Erótico de Euskadi) y nos pudimos enterar de que la "normalización" sexual del país de los vascos será una realidad dentro de poco. Los responsables del evento hablan de eso, de "normalización" sexual, dando a entender que hasta ahora, además de políticamente anormales, los vascos hemos sido también anormales en materia de sexo. Pero tampoco de eso nos es posible hablar. No hay más sexo ahora mismo que el del polvo principesco de El Jueves. Los vascos nos tendremos que aguantar. Ibarretxe e Imaz se tendrán que aguantar. No saldrán en la foto ni tendrán, por ahora, portada alguna. Ni siquiera el montaje publicitario universal de la última entrega de Harry Potter ha podido eclipsar a ese dibujo que el miércoles pasado ilustró la portada de El Jueves. Ni el propio Harry Potter en pelota representando Equus. Nadie. Nada.

Dicen que es la serpiente del verano, no sé, pero a mí me parece una culebra del secarral ibérico, nada que se parezca, por ejemplo, a Nessie, la serpiente del lago escocés. Dicen que este follón es un gran chiste. Pero es un chiste cutre digno de los Ozores. Dicen también que tiene poca gracia, pero luego resulta que la página web de la revista que publicó el dibujo del polvo principesco se llegó a colapsar. Hay que admitirlo: a la gente le gustan estas cosas. A la hora de la siesta los ciudadanos de este viejo país ineficiente nos tragamos la mierda de un programa llamado Aquí hay tomate y aquí no pasa nada. El dibujo de El Jueves, aunque no lo digamos, nos ha hecho mucha gracia. Dado que los protagonistas del dibujo no son ni nuestros padres ni nosotros mismos, el dibujo nos hace mucha gracia. Es así de sencillo. Nos reímos. Seguramente Acebes, aunque no nos lo diga, se rió. Seguramente Acebes, mientras culpa de todo (menos de dibujar la bonita viñeta) al juez del Olmo y al fiscal general del Estado, se ríe por lo bajo. Se ríe probablemente mientras jura que la libertad de expresión está en peligro. Se sonríe quizás mientras habla de medidas judiciales franquistas olvidando (ninguneando) a Fraga. Tiene gracia. Los chistes malos también tienen su gracia. Vivimos en un país donde Chiquito de la Calzada triunfa y Santiago Segura se forra.

Quienes invocan ahora desde diversos medios la sagrada libertad de expresión han querido lapidar a un payaso llamado Leo Bassi. Hace un año pusieron una bomba (que no llegó a estallar) dentro del camerino del showman y bufón italiano. Representaba una obra donde se pitorreaba de las sectas y el fundamentalismo religioso y quisieron lincharlo. Coleccionó querellas y censuras. Pero ninguno de los sobrevenidos defensores de El Jueves movió entonces un dedo porque Bassi pudiera realizar su espectáculo sin peligro de ser golpeado o volado por los aires. Por otro lado, ni soy lector de El Jueves ni jamás he asistido a un espectáculo de Leo Bassi. A los dos (a Leo Bassi y a El jueves) les han hecho campañas de publicidad gratuitas. Pero mientras las bombas y las amenazas destruyen y amedrentan, las leyes y el derecho tienen, entre otras cosas, una cierta función pedagógica. No está bien (se supone) denigrar a la gente, se trate de porqueros o de príncipes, de directores de periódicos (a uno lo retrataron en un vídeo ilegal en la misma postura y posición que a doña Letizia en la caricatura) o de modestos empleados.

Somos un país hipócrita, con una vara de medir tramposa. Los elogios suelen ir contra alguien. Hay defensores de la libertad de expresión que trabajan a media jornada. Paladines de la libertad que dan miedo, torquemadas a poco que se rasque. Españoles decentes. La educación para la ciudadanía les parece ominosa. Han secuestrado a Dios pero ven mal que se secuestre a El Jueves.

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