Cataluña necesita 6.300 millones de inversión en líneas de tren para mercancías

La economía catalana va mejor que nunca; en el segundo trimestre creció otro 3,9% y la industria está despegando. Pero hay algunos cuellos de botella que amenazan con estrangularla, como no tener una buena red de ferrocarril que dé salida a las manufacturas hechas en Cataluña. Las Cámaras de Comercio catalanas advierten de que el transporte ferroviario de mercancías previsto en la línea de alta velocidad hacia Francia es "insuficiente" y cifran en 6.300 millones la inversión necesaria para mejorar y ampliar la red, además del ya previsto Eje Transversal Ferroviario.

Hace tiempo que desde el Gobierno catalán, los agentes sociales y las principales instituciones económicas catalanas se viene reivindicando el papel de la industria como locomotora económica, ante el sucesivo protagonismo de los servicios. Ayer no fue una excepción. La presentación de la Memòria econòmica de Catalunya 2006, que elabora desde hace 31 años el Consejo General de Cámaras de Cataluña, volvió a ser un alegato de la actividad manufacturera.

El consejero de Economía de la Generalitat, Antoni Castells, avanzó que el PIB catalán creció en el segundo trimestre un 3,9%, igual que en los tres primeros meses, y que el sector secundario -la industria- lo hizo un 3,3%, el mismo guarismo también que entre enero y marzo. "Su contribución al crecimiento es superior al de la construcción. Nuestro futuro depende de la industria", proclamó. "Está registrando las tasas de crecimiento más importantes de los últimos cuatro años", recordó el presidente del Consejo de Cámaras, Miquel Valls.

"Pero la sociedad catalana es consciente de que todavía podríamos hacer más, de que el potencial de crecimiento y de creación de riqueza es mucho mayor, de que sin algunos cuellos de botella volveríamos a ser la locomotora española, la fábrica de España", terció el catedrático Antoni Serra Ramoneda, miembro del consejo asesor de la Memòria. "Estrangulamientos" como la financiación, las infraestructuras energéticas y de ferrocarril.

Las Cámaras cifran en casi 6.300 millones de euros la inversión necesaria en la mejora y ampliación de la red ferroviaria de mercancías para que las empresas catalanas puedan dar salida a sus productos a un precio más competitivo (véase cuadro). Y eso sin tener en cuenta el Eje Transversal Ferroviario, anunciado hace un par de años por el tripartito para 2020 con una inversión prevista de 6.500 millones de euros.

El transporte de mercancías por ferrocarril no ha dejado de descender desde 1980, puesto que Renfe ha ido cerrando los servicios menos rentables, como la paquetería y el "vagón disperso". Actualmente, el volumen de mercancías transportadas por tren en Cataluña ronda los 10 millones de toneladas. La Cámara de Barcelona estima 25 millones de toneladas para 2010 y 54 millones en 2020. Las carreteras están colapsadas: un camión tarda lo mismo del Puerto de Bacelona a Cerdanyola (20 kilómetros), que de Cerdanyola a La Jonquera (160 km), se queja Nissan.

La demanda de mercancías se concentrará especialmente en contenedores de transporte combinado, con un tráfico previsto estimado para 2020 de 11 millones de toneladas (en 2002, circularon algo más de cuatro). Pero también de mercancías generales, como perfiles laminados o madera (8,4 millones de toneladas en 2020), graneles líquidos y sólidos (3,3 millones) y automóviles.

La demanda de infraestructruras ferroviarias en condiciones es una vieja reivindicación del sector del automóvil español, que vende en Europa ocho de cada 10 cohes. Cinco años atrás, los trenes españoles transportaban un millón y medio de coches; hoy, menos de un millón: la velocidad media es de 16 kilómetros por hora.

Seat también ha pedido al presidente de la Generalitat, José Montilla, mejores infraestructuras ferroviarias y mayor diligencia en la conexión de la vía de Ferrocarrils entre el puerto y la factoría de Martorell. Su entrada en funcionamiento, prevista para 2008, hará que dejen de circular 20.000 camiones al año entre Martorell y el puerto. La competitividad ya no depende tanto de factores internos como externos.