Un empresario para la democracia
La desaparición de Jesús de Polanco es una gran pérdida para el diario EL PAÍS y para el Grupo PRISA, pero lo es sobre todo para el mundo del periodismo y de la comunicación en España, que se queda sin uno de sus más destacados capitanes de empresa y el más importante de los empresarios de medios que ha dado este país en el último cuarto de siglo. No se puede entender la historia y el éxito de este periódico, y del grupo de comunicación al que pertenece, sin Jesús de Polanco, primer consejero delegado de EL PAÍS y luego su presidente y referencia permanente a lo largo de los 31 años de su historia.
La biografía de este gran editor y empresario de medios de comunicación se funde con la historia de nuestro periódico desde el primer día de su aparición, cuando encabezó los esfuerzos por conseguir las primeras rotativas donde se iba a imprimir, y aportó incluso parte de su patrimonio para obtener los medios financieros que exigía lo que era entonces un mero proyecto y luego se convertiría en un emblema de la transición democrática. Esta identificación tomó especial relevancia cuando tuvo que hacer frente a los intentos por parte de un grupo de accionistas de poner el periódico al servicio de ideas del pasado y de secuestrar con él su independencia, circunstancia que se repetiría en otras ocasiones, en las que desde poderes económicos y políticos se intentó coartar la libertad empresarial y limitar la de expresión de sus medios de comunicación.
Jesús de Polanco tuvo que pagar un precio muy alto por el éxito que le acompañó en vida, a él y a sus empresas, al convertirse en blanco de los ataques y de las inquinas políticas, e incluso de un intento de procesamiento, instigados por quienes no le perdonaban el nivel de excelencia y de reconocimiento conseguidos.
Como empresario de medios tuvo una relación de respeto exquisito hacia la libertad y autonomía de los periodistas, que él promovió y avaló personalmente en numerosas ocasiones. Su actitud ante el periodismo y ante la creación artística y literaria, profundamente liberal, no puede entenderse únicamente desde la esfera de los negocios. Polanco ha sido un hombre de cultura, promotor de la literatura y de las distintas formas de expresión artística, amigo de los escritores y de los creadores y, sobre todo, un hombre libre, amante de la libertad, que es el aire donde respiran la creación y la vida democrática misma.
Con ser mucho el mérito de lanzar un diario nuevo a la salida de una dictadura y convertirlo en poco tiempo en el de difusión más amplia, mayor es todavía el de transformarlo en el núcleo desde el que se ha creado el mayor grupo de comunicación español y el más importante del mundo de habla hispana. Su extensa andadura por América Latina comenzó con la fundación de la editorial Santillana, antes de que EL PAÍS viera la luz. Más tarde se produjo la entrada en el mundo de la radiodifusión, al adquirir la cadena SER; la incorporación al paisaje audiovisual con la televisión de pago Canal Plus; el salto a las plataformas de televisión digital; la expansión radiofónica y editorial en Latinoamérica y, finalmente, la propia consolidación del grupo editorial y de comunicación y la salida a Bolsa, con el colofón de la aparición de la cadena de televisión en abierto Cuatro. Todo ello conforma un largo proceso que no se entiende sin el liderazgo y la constancia de Jesús de Polanco, sin su entusiasmo, su dedicación y su espíritu visionario.
Una historia de éxito
Polanco ha sido un empresario de los más modernos y audaces que ha dado este país en su último medio siglo. Su historia como editor y hombre de la comunicación es una historia de éxito, pero lo es más todavía si se la considera simplemente desde el punto de vista de la trayectoria empresarial en un país donde hasta muy recientemente lo que han faltado eran grandes capitanes de empresas como él ha sido. A partir de su empresa familiar, supo conducir a su grupo empresarial desde el mundo de la comunicación tradicional, simbolizado por la impresión y la edición de libros, hasta el universo digital y de las nuevas tecnologías que tiene en Internet y en los teléfonos móviles su expresión más genuina.
Esta transición tecnológica y cultural ha sido dirigida por él con gran sensatez y pragmatismo, y a la vez con un acusado sentido de la responsabilidad social y corporativa, en relación con los lectores y audiencias de sus medios, con los trabajadores de sus empresas y con los accionistas de PRISA. No hay crecimiento ni bienestar compartidos sin empresas saneadas: este principio hoy tan conocido y extendido fue el que aplicó Jesús de Polanco desde el primer día al diario EL PAÍS, que entró en rentabilidad al poco tiempo de su salida a la calle y se convirtió muy pronto en el periódico líder en difusión en toda España y en el de mayor prestigio internacional. Tampoco es posible sin estabilidad empresarial, una estructura de propiedad clara y eficaz y una perfecta sintonía entre los equipos profesionales y la propiedad, cosas todas ellas que supo abordar y resolver Jesús de Polanco en EL PAÍS y después han seguido siendo principios conductores en la construcción de todo el Grupo. Sólo una cuenta de resultados saneada y la reinversión de los excedentes en nuevos proyectos que aseguren el futuro y la rentabilidad a largo plazo permiten mantener la independencia cuando se trata de empresas de comunicación.
En defensa de la independencia
Pero este principio no basta para comprender la filosofía empresarial de Polanco, que orientó su labor sobre una base de valores democráticos y cívicos, presentes siempre en la línea editorial de sus publicaciones y medios. Destacan el respeto y el fomento de la pluralidad ideológica, política y cultural, que se refleja en la variedad de contenidos y voces de los medios del Grupo.
Jesús de Polanco personifica en su trayectoria el éxito de la España que supo salir de la dictadura y del subdesarrollo hasta convertirse en la novena potencia económica mundial, a la vez que se integraba en Europa y se proyectaba en el mundo. Es una historia paralela a la de este Grupo y a la de su presencia internacional en Europa y América. Entre sus aportaciones mayores, es más que relevante su contribución a la difusión y a la valoración de la cultura y la lengua española en el mundo, convertida hoy día en un potente vehículo global de comunicación.
Desde el año 2000, PRISA es una empresa que cotiza en los mercados de valores. Al sentirse gravemente enfermo en el otoño pasado, Jesús de Polanco se preocupó personalmente de organizar su sucesión y la estabilidad patrimonial de la empresa, a fin de garantizar la continuidad de los equipos gestores. En sus reflexiones personales, cuyo resumen hoy publicamos, destinadas a la elaboración de unas hipotéticas memorias, insistió numerosas veces en esa idea del pacto entre propiedad y profesionales como la mejor fórmula de garantizar la pujanza e independencia de los medios.
Contra lo que maliciosamente se ha querido insinuar por algunos, Polanco nunca se comportó como un autócrata, escuchó siempre y valoró sobremanera las opiniones de quienes discrepaban de la suya. Quienes escribimos y fabricamos cada día este diario y hemos tenido el privilegio personal de tratarle y trabajar cerca de él, le echaremos en falta.
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