La imagen del cine revolucionario
El Muvim rinde homenaje con una muestra al cartel cubano de Eduardo Muñoz Bachs
En marzo de 1959, tres meses después del triunfo la revolución en Cuba, se funda el Instituto Cubano de las Artes e Industrias Cinematográficas (Icaic) con el propósito de impulsar el cine como instrumento revolucionario. Este nuevo cine pedía un nuevo cartel que rompiera con el esquema clásico que mandaba la ortodoxia: los protagonistas en primer plano y motivos menores relativos al filme reflejados de forma marginal. Uno de los principales representantes de este novedoso estilo es Eduardo Muñoz Bachs, a quien el Museu Valencià de la Il.lustració i la Modernitat (Muvim) rinde homenaje en la exposición Imágenes para el cine. "El cambio lo dirigió un grupo de diseñadores que venían del mundo de la publicidad o la animación", apunta Fabián Muñoz Díaz, hijo de Eduardo, que ha acudido a Valencia para la primera retrospectiva que tiene lugar fuera de la isla.
Su trabajo, y el de su generación, permitió a Cuba desarrollar una gráfica alternativa
El offset se reservó al cartel político, que requería mayor tirada, como apunta Sara Vega, del Icaic. De ahí que para el cartel cultural se empleara la serigrafía, una modalidad que limitó la extensión del formato, pero que le permitió una textura y una enorme gama cromática que se han convertido en su seña de identidad, junto a un estilo muy característico que bebía de las principales corrientes estéticas de artistas y diseñadores estadounidenses y europeos como Ben Shahn, Saul Bass o Jan Lenica.
Con la muestra, Muñoz Bachs (1937-2001) vuelve a Valencia, donde nació de forma casual. Su padre, Eduardo Muñoz Nicart, catedrático de enseñanza media como su madre, estaba destinado en el frente del Ebro donde combatía como capitán del Ejército republicano, y su madre dio a luz en la ciudad por ser un lugar relativamente próximo. Tras la derrota, la familia se reunió en París, donde nació su hermana Ana María, también presente en la inauguración, y en 1940 emigraron a América ante la amenaza nazi.
En la muestra se pueden observar carteles de películas cubanas, pero también los de filmes extranjeros, entre los que se encuentran El Magnífico Cornudo, con Claudia Cardinale, o El Atentado, con Michael Piccoli. Muñoz Bachs creó más de 2.000 carteles en 40 años de relación con el Icaic, aunque también tocó otros campos, como la ilustración de libros infantiles o los dibujos animados. Su trabajo, y el de su generación, permitió a Cuba desarrollar una gráfica alternativa con medios técnicos limitados, así como un estilo reconocible y renovador.
Junto a esta exposición, el Muvim presentó otras tres: Pablo Ramírez y el libro ilustrado en los años 50-60; Work , que recoge la obra de seis fotógrafos europeos, y Revista y guerra (1936-1939), que recorre la heterogeneidad de las revistas que publicaron ambos bandos. "Nunca se había hecho una exposición sobre la revista como artefacto visual en la Guerra Civil", comentó Jordana Mendelson, comisaria de una muestra que contiene casi 400 piezas, entre revistas, documentos y carteles de artistas como Josep Renau, José Bardasano o Carlos Sáez de Tejada.
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