Llegar sin invitación
Donato Ndongo-Bidyogo (Niefang, Guinea Ecuatorial, 1950) ha encarnado durante muchos años para el público español la literatura de su país. Su Antología de la literatura guineana, publicada en 1984, es un clásico. En su novelística destacan Las tinieblas de tu memoria negra y Los poderes de la tempestad, ambas con fuerte poso autobiográfico. A la actividad docente (hoy es profesor en Columbia, Misuri, donde está firmada la presente novela, y dirigió en Madrid el Colegio Mayor Nuestra Señora de África), añade su faceta periodística (fue delegado de Efe) y sobre todo política, que le ha ocasionado la enemistad del régimen de Teodoro Obiang y como consecuencia no pocos problemas para residir en España.
EL METRO
Donato Ndongo
El Cobre. Barcelona, 2007
458 páginas. 22 euros
El metro es una apuesta de Ndongo por retratar el universo de la inmigración africana. El protagonista, Lambert Obama Ondo, no es un símbolo porque posee encarnadura, pasado y circunstancias personales, pero sí vale como referente de esos rostros que hoy son, a ciertas horas, mayoritarios en el suburbano y en numerosos ambientes laborales españoles. La novela aspira a describir la oculta gravedad del choque cultural del inmigrante al plantarse en una ciudad como Madrid... y dedicarse al top manta en el metro, o por ejemplo a la lucha por la vida en la costa alicantina.
Ya va habiendo en España
producción literaria o cinematográfica sobre la inmigración, pero en lo que la novela de Ndongo brilla de modo original es en la pintura del pasado africano de su protagonista: los lazos familiares y sociales que nos presenta son elemento narrativo de primera, y el camino que lleva a Obama a saltar a Europa es, dado el acierto de esa historia anterior, literariamente verosímil y emocionante. Realmente el telón de fondo vale para cualquier país del África colonizada por los franceses y abierta hoy a todos los sueños de Europa como tierra de promisión. El relato es duro, aunque evite cargar los tintes sórdidos, y no desdeña asomarse al desconcierto de las relaciones amorosas de los africanos con blancas en un universo que hace lo posible por rechazarles o, al menos, por ignorarles. El tema constante es el muro, implícito o explícito, pero muro.
El estilo de Ndongo tiene una elegancia nunca reñida con el gracejo, lo que brinda una lectura que no se atasca en recursos modernoides, sino que insta al recuerdo de la claridad clásica. Es un estilo que vehicula con ligereza la complejidad de mundos culturales muy ajenos, que por eso mismo necesitan fluidez y luz al ser expresados.
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