Las aspiraciones de PP, PSOE y PNV a gobernar bloquean la Diputación alavesa
Socialistas y nacionalistas negocian, y los populares recuerdan que ellos ganaron en las urnas
La negociación sobre la Diputación de Álava, última por constituir tras el 27-M, está en su recta final sin que PP, PSE-PSOE y PNV, que quedaron muy igualados, se apeen de su pretensión de liderarla. El PP reclama el apoyo de los socialistas porque les ganó por 165 votos y un escaño. El PNV, que quedó tercero, se crece en la mayoría minoritaria que le dan sus socios de EA y EB. El PSE, en una incómoda segunda posición, asegura que su única apuesta de gobierno pasa por tener el liderazgo y sugiere un pacto con el PP, sobre esas bases, que este partido niega.
Falta una semana para que las Juntas Generales (Parlamento provincial) de Álava elijan al diputado general (el jefe del Ejecutivo provincial), y los tres partidos que pueden competir siguen enrocados en su pretensión de hacerse con ese puesto.
La negociación lleva en punto muerto más de dos semanas, aunque el PSE (14 escaños y segunda fuerza tras el PP) y el PNV (14 procuradores, 17 con sus socios del tripartito) no han dejado de hablar. Lo mismo que el PNV con el PP, aunque más para sondear cómo marchan sus respectivas relaciones con los socialistas que para otra cosa.
La interlocución entre el PP y los socialistas está bloqueada desde hace tres semanas, según señaló ayer a este periódico el presidente popular alavés, Alfonso Alonso, que encabeza la comisión negociadora. "No hemos hablado desde que se constituyeron las Juntas Generales", aseguró. Alonso pedirá hoy una reunión "cuanto antes" y "con luz y taquígrafos" al secretario general del PSE alavés y candidato a diputado general, Juan Carlos Prieto, que dirige personalmente la negociación.
Las condiciones de Alonso vienen dadas por la insinuación realizada por Prieto en el sentido de que la presidencia del paParlamento provincial, que el PSE facilitó al PP, tendría como contrapartida hablada con Alonso la cesión del puesto de diputado general. El popular lo niega tajantemente. Ayer aseguró a este periódico que el PP tiene decidido votar a su propio candidato hasta el final, y que es al PSE a quien le toca elegir. "Si el PNV gana, incluso con la abstención del PSE, será porque hay un pacto entre ellos", dijo. Idéntico emplazamiento a optar reciben los socialistas del PNV.
En la sección alavesa de este último partido ha crecido el nerviosismo desde el fracaso de la negociación entre el PSN y Nafarroa Bai en Navarra: entienden que un acuerdo allí habría descartado cualquier posibilidad de entendimiento del PSE y el PP en Álava, y que ahora esa posibilidad vuelve a estar abierta. Esa inquietud guarda relación con una importante variable de la cuestión alavesa: su incidencia en la relación interna de fuerzas en el PNV, ante su asamblea general de diciembre. El partido está controlado en Álava por el sector duro que lidera Joseba Egibar.
El acceso al poder en el territorio, después del varapalo de haber retrocedido por vez primera a un tercer puesto, le resulta vital a la ejecutiva soberanista del PNV para relativizar ese fracaso, mantener posiciones y neutralizar la contestación interna que pueden articular en caso contrario los seguidores alaveses de Josu Jon Imaz.
Tener el gobierno foral supondría, además, una muestra, añadida a la de Guipúzcoa, de la utilidad y futuro de la alianza tripartita PNV-EA-EB, cuya perdurabilidad más allá de las autonómicas de 2009 defienden este sector y el lehendakari, frente al límite en esa fecha que pone la mayoría de Imaz.
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