Y Castro 'toca la lira'

Es fama que el emperador Nerón tocaba la lira mientras veía arder la Roma que él había entregado al fuego. El presidente cubano, Fidel Castro, sin llegar a esos extremos de frivolidad, no tiene menos necesidad de refugiarse en distracciones alternativas mientras, si no llamea la isla, sí, al menos, jadea de lo exhaustos que deja a sus moradores la lucha por la vida.

Mientras el cubano medio sobrevive a los altos precios, el mal servicio, y la escasez congénita, Castro, convaleciente de no ejercer el poder desde su operación el año pasado, se dedica al periodismo. El pasado 29 de marzo, el comandante en jefe publicó la primera de sus reflexiones sobre la actualidad internacional y análisis de los grandes problemas de la humanidad. Y ya son 30 las columnas aparecidas en el diario oficial Granma -todos los demás también lo son, pero con menor rango-. Si, de otra parte, el tiempo que el líder máximo lleva apartado del poder no se ha aprovechado para hacer evolucionar el régimen hacia algún tipo de aperturismo, Castro sí le ha sacado partido a una nueva carrera que le convierte en periodista en jefe.

Es probable que el revolucionario y libertador de 1959 no quisiera para Cuba una dictadura burocrática, como la que empobrece desde hace casi medio siglo el país. Pero ¿se dará cuenta el hombre de Sierra Maestra de que sus colaboradores, piensen lo que piensen de sus pinitos literario-doctrinales, no le dirán sino que hasta en eso es genial?

Castro no puede ser visto como figura abufonada al estilo del pirómano Nerón; el comunista antillano es seguro que siempre haya querido lo mejor para su pueblo, pero en el grado de autoengaño en que ambos han escrito su historia, sí que las suyas son, tristemente, vidas paralelas.