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Un vertido con riesgos mínimos para la población

Con los datos disponibles resulta difícil evaluar la magnitud de la contaminación que puede provocar el escape de agua radioactiva en la central nuclear de Kashiwazaki. Desde la central ya se informó de que el escape vertido al mar del Este no supone ningún riesgo para el medioambiente. "Este tipo de escapes no son peligrosos pero tampoco son sanos", afirma en conversación telefónica desde Madrid Romualdo Martín, doctor en Ciencias Físicas.

"Es como si una fábrica de lejía echara al río varias toneladas de residuos", afirma este experto en fusión nuclear. "El material expulsado en estos casos suele contener isótopos de yodo y cesio, muy poco contaminantes. Sería más peligroso si se tratara del californio o el polonio, de una toxicidad más elevada". El problema del cesio en caso de llegar al cuerpo humano es que el organismo lo identifique erróneamente como calcio y acabe contaminado y con graves secuelas, sobre todo en los huesos. "En el accidente de Windscale [Reino Unido] en 1957, las vacas y su leche sí resultaron contaminadas por ingerir cesio", cuenta Martín.

Incluso si el escape llevara restos de uranio, su peligrosidad sería relativa, según Martín: "Hay más radiación en algunas piedras de granito de la sierra de Madrid, con radio, uranio y sobre todo radón, que cerca de una central nuclear".

Máxima seguridad

Martín, que ha trabajado en centrales nucleares de Estados Unidos y Alemania, confía plenamente en la construcción de las centrales de Japón: "Las plantas japonesas, acostumbradas a los terremotos, cuentan con altas medidas de seguridad para estos casos". Para el experto, este tipo de incidente no tiene nada que ver con el desastre producido en abril de 1986 en la ciudad ucraniana de Chernóbil cuando explotó el reactor número cuatro de la central nuclear soviética: "En Chernóbil salió todo al aire, aquí lo habrán sacado de forma controlada para refrigerar el reactor".

"El reactor no ha sufrido ni un solo daño. La fuga no tiene nada que ver con la parte nuclear", asegura Aurelio Sala, secretario general de la Sociedad Nuclear Española. El científico afirma que cuando ocurre un seísmo en Occidente, los reactores de centrales nucleares "quedan aislados del exterior" y "paran automáticamente".

"Lo sucedido, no tiene ninguna repercusión porque la fuga no es de agua del reactor. Todos los sistemas de seguridad que se activan cuando hay un terremoto funcionaron", estima Sala.

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