La esperanza de volver
El presidente de Ecuador se reunió con sus compatriotas en la Universitat para conocer sus preocupaciones
Los inmigrantes ecuatorianos ayer se sintieron un poco más cerca de casa. Casi 300 de los 16.539 que viven en la capital recibieron en el patio de la Universidad de Valencia a su presidente, Rafael Correa. El ritmo alegre de su música tradicional y los colores de los trajes típicos les permitieron volver durante un par de horas al lugar que un día abandonaron para prosperar. "Es muy emocionante", exclamaba una mujer secándose las lágrimas cuando empezaba a sonar la música tras el grito "Con alegría, paisanos", que sale de entre el público, de todas las edades.
Correa les prometió luchar contra la "tragedia de la inmigración". Recordó el drama de muchos niños y adolescentes que están creciendo solos allá. Y que, incluso algunos, se suicidan. Aseguró que su desafío es construir un país del que nadie tenga que salir forzosamente y al que puedan regresar. Y ese es el sueño de Miriam, una licenciada en Económicas de 33 años, que trabaja como camarera. Llegó hace seis años y admite que en Valencia se vive bien, pero prefiere su hogar en la zona costera de Ecuador.
Miriam, como otro de los presentes, un licenciado en Derecho que ahora se dedica a la construcción, no ha podido homologar su título. La ministra de Exteriores de Ecuador explicó la dificultad de convalidarlos porque España pertenece al sistema europeo.
Patricio Guerra, coordinador de la delegación valenciana de la Asociación Rumiñahui, con otras sedes en Madrid y Murcia, sale satisfecho del encuentro. Confía en los proyectos de Correa en torno a la regularización, la reunificación familiar, la renovación de licencias de conducir o la creación de un banco de inmigrantes para que puedan enviar dinero sin comisiones. Pero para Edgar Constante, estos son planteamientos positivos, pero antiguos. Edgar es un ecuatoriano de 38 años que trabaja en una cooperativa agrícola de Algemesí. Representa a la Asociación de Inmigrantes Ecuatorianos y Latinoamericanos Rumiñahui que portaban ayer una pancarta con el lema: ¿Nos permite hablar presidente? Entre sus muchas reivindicaciones: la jubilación justa, el fin de la corrupción en las aduanas, la repatriación de sus fallecidos o la creación de más consulados. También tiene críticas para la alcaldesa. "Sólo nos ha dado permiso para el homenaje a Palate, víctima de ETA. Invierte cero euros en nosotros". El clima de aquí es similar al de su tierra, pero reconoce que lo único que le ha llamado la atención de la Copa América es el nombre.
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