'Mobbing' por una estafa mercantil
Miquel y Salvador Boluda litigan por la propiedad de 12 edificios, mientras que cada uno presiona a los inquilinos para cobrar la renta
Miquel Boluda Vila y su hermano Salvador siempre habían mantenido una relación distante. Pero en 2003 el vínculo entre ambos se rompió cuando Miquel, el mayor, acusó a Salvador de haberse apropiado ilegalmente de 12 edificios de su propiedad valorados en 20 millones de euros. Todos en Ciutat Vella, en el corazón de Barcelona.
Uno de los edificios sufre un grave deterioro, pero el Ayuntamiento se limita a poner multas
El año pasado, unas 50 familias estuvieron a punto de ser desahuciadas
Ambos hermanos llenaron los tribunales con decenas de demandas cruzadas por la titularidad de los inmuebles, que, aún hoy, no está clara. Aquello fue el inicio de un hostigamiento hacia un centenar de inquilinos de renta antigua que llevan habitando esos edificios casi toda su vida. Algunos, hace ya tres años empezaron a depositar el alquiler en los juzgados. Los inquilinos, muchos de edad avanzada, aseguran que han sido amenazados, coaccionados y que han estado a punto de ser desahuciados. Son víctimas del acoso inmobiliario, el mobbing.
Amapola Sanabre está a punto de cumplir 70 años y nació en el número 33 de la calle de Robadors, una de las fincas en cuestión. Desde su ventana ha visto toda la transformación del Raval: el amasijo de casas que fue durante décadas, el bocado para abrir la Rambla del Raval y ahora ve los 130 pisos de protección oficial proyectados por el Ayuntamiento para regenerar el barrio. Ya están prácticamente acabados y, muchos de ellos, habitados. Muy cerca de allí toma forma el hotel de lujo que con sus ocho plantas presidirá la Rambla del Raval. La finca tiene más de 100 años y está muy deteriorada. El agua de las tuberías se filtra por las paredes, muchos de los techos se caen a trozos, la madera que soporta la estructura del edificio está podrida, hay ratas, cucarachas y el olor a humedad es insoportable. Así viven Amapola y una veintena de inquilinos más. Pagan una media de 100 euros de alquiler al mes y nadie les arregla la casa.
La mitad de ellos pagan la mensualidad a Miquel y la otra mitad lo hacen a Sofic Investment, SL, una empresa domiciliada en Samoa a nombre de Salvador, el menor de los hermanos. "Siempre nos dicen que si queremos que nos arreglen los pisos, que les paguemos a uno u otro", cuenta Mariluz, otra inquilina. La confusión es total. Tanto ese inmueble de Robadors como los otros 11 ubicados en Ciutat Vella son legalmente de Sofic Investment, según una sentencia judicial del año pasado. Pese a ello, algunos pisos están administrados directamente por Miquel Boluda. Algunos inquilinos de Robadors dicen haber recibido amenazas de Joaquim Masip, un hombre que trabaja para Sofic. "Un día Masip me dijo que si le denunciaba se quedaría con todo el dinero y no me arreglaría el piso", cuenta Mariluz. Otra arrendataria asegura que Masip le espetó: "Para lo poco que pagáis, no sé qué reclamáis".
"Todo eso es falso", dice el empleado de Sofic. "Nunca he recibido instrucciones de mi empresa para desahuciar a nadie. No tengo relación con los que pagan a Miquel Vila". Reconoce que el edificio de Robadors tiene que arreglarse, pero pregunta: "¿Quién? Los inquilinos de Sofic pagan 60 euros. Y los inmigrantes que ha metido Miquel en sus pisos pagan 800".
Sin embargo, en 2006 Sofic envió una carta de desahucio a unas 50 familias alegando que no pagaban el alquiler. En realidad esos inquilinos depositaban su mensualidad en una cuenta consignada por el juzgado, porque los dos hermanos andaban pleiteando. Las 50 familias fueron a juicio y se libraron de quedarse en la calle.
Los inquilinos de Robadors han acudido al Ayuntamiento, pero, dicen, no obtienen respuesta. Según la Carta Municipal de Barcelona, el consistorio puede actuar de oficio para arreglar los desperfectos de un edificio y después pasarle la factura al propietario legítimo. "Hemos comprobado los daños y hemos multado a Sofic por no hacer los arreglos pertinentes. Volveremos a hacer una nueva inspección, y si no se ha actuado, el Ayuntamiento estudiará qué hacer", dice una portavoz. De momento, no se plantea acometer reparaciones: "Eso sólo se hace en casos muy graves. De acuerdo con nuestra información, ese inmueble sólo tiene problemas de humedad", asegura la portavoz. Esta misma fuente precisó que el consistorio ha recibido solicitudes de licencia de obra para actuar en la estructura del bloque por parte de Sofic. Pero todas han sido denegadas: "No cumplían los criterios técnicos", añadió.
El resto de los edificios en disputa están en buen estado. Sin embargo, todos los inquilinos consultados siguen intranquilos por lo que pueda pasar en los tribunales. Encarna Soto, del número 12 de la calle de Lancaster, lo resume: "Todo es un desastre. Hace un año Salvador Boluda nos envió una orden de desahucio. Y ahora Miquel Boluda nos hace la vida imposible llenándonos la casa de pisos patera. Está lleno de paquistaníes que se dedican a vender cerveza y tienen aquí su almacén. Van corriendo por la escalera toda la noche".
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