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DVD | QUÉ PEQUEÑO ES EL CINE

Todos los surferos son rubios

Patricia Gosálvez

El verano está hecho de tópicos como "el moreno sienta bien". Por puro regodeo estival recomendamos cada semana tres películas que celebran un

estereotipo veraniego. Empezamos por el surf y los rubicundos. Dioses californianos que vuelven de cuando en cuando a la gran pantalla como heroicos outsiders enfrentados a un montón de espuma. Este agosto se estrena Locos por el surf, una superproducción animada sobre un pingüino surfero. Incluso siendo pingüino, de las sienes le salen dos libertarios mechones amarillos.

- EL CLÁSICO: 'El gran miércoles' (John Milius, 1978).

Cuesta imaginarse al orondo John Milius conquistando una ola, pero el director de Conan pasó sus años mozos en Hawai, sobre una tabla. El gran miércoles respira conocimiento del medio y, aunque fue un desastre en taquilla, se ha convertido en un filme de culto. Las escenas de surf son de lo mejorcito del estilo clásico de los sesenta y setenta, con gente como Gerry Lopez, Ian Cairnes o Peter Townend sobre las tablas. La historia es predecible: viaje iniciático de tres amigos enfrentados a la madurez y a Vietnam. Los diálogos tienen momentos ñoños ("Ser joven lo es todo, no algo que haces mientras envejeces") y, como siempre con Milius, hay un toque reaccionario que de tan bruto, no sabes si es de coña (el director se autoproclama "anarquista zen", está en el consejo de la Asociación del Rifle y fue la inspiración de los hermanos Coen para el personaje de John Goodman en El gran Lebowski). La película tiene sus fallos, pero se desliza vibrante y hermosa como sus protagonistas, y se lo perdonas todo. También a Milius, que tendrá sus cosas, pero escribió el escalofriante monólogo del Indianápolis en Tiburón y fue el hombre que le regaló a Harry el Sucio el célebre "alégrame el día".

- LA FAMOSA: 'Le llaman Bodhi' (Kathryn Bigelow, 1991). El FBI infiltra a un agente en el mundillo del surf porque sospechan que la banda de 'los presidentes' (que atracan bancos con máscaras de Nixon o Reagan) son surferos: en los vídeos de vigilancia se les ve la marca del bañador. El argumento da un poco de risa, pero hechas las concesiones al absurdo de toda película palomitera, Le llaman Bodhi sorprende y, sobre todo, entretiene, que es lo que sabe hacer Bigelow, una de las pocas mujeres metidas en esto del cine de acción. Bodhi es Patrick Swayze, pero el verdadero aliciente se llama Johnny Utah. La cámara de Bigelow se enamoró del personaje de Keanu Reeves y lo convirtió en ídolo de las adolescentes el mismo año que Gus van Sant lo reinventó como icono gay en Mi Idaho privado.

- LA RAREZA: 'Kárate a muerte en Torremolinos' (Pedro Temboury, 2001). Hablando de argumentos absurdos... esta serie Z malagueña incluye un surfero católico, un monstruo mitad centollo mitad pulpo, zombies y un villano llamado Dr. Malvedades. Ahijado intelectual de Jess Franco (que hace de Miyagi en la película homenaje a Karate Kid), Temboury es un cineasta de Marte. Su obra, sólo para fans de lo bizarro.

<i>El gran miércoles</i> (1978).
El gran miércoles (1978).

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Sobre la firma

Patricia Gosálvez
Escribe en EL PAÍS desde 2003, donde también ha ejercido como subjefa del Lab de nuevas narrativas y la sección de Sociedad. Actualmente forma parte del equipo de Fin de semana. Es máster de EL PAÍS, estudió Periodismo en la Complutense y cine en la universidad de Glasgow. Ha pasado por medios como Efe o la Cadena Ser.

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