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MIRADOR
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Deroombing

Más de un tercio de los españoles confiesa sentirse estresado. Un buen lexatín a veces no basta para aliviar la enfermedad de los nervios. Es por ello que ha surgido una iniciativa psicológica para liberar tensión. Se trata de una terapia revolucionaria puesta por primera vez en práctica en España con bastante éxito, a juzgar por los numerosos solicitantes que han querido probarla. Se llama deroombing, un apócope de derrumbar y room, habitación en inglés. Consiste en descargar la ira contenida destrozando paredes, baños, televisores o cualquier mueble sin tener que asumir culpa alguna. Qué mejor si encima uno es recompensado con una noche y una cena gratis en un hotel. La idea la ha promovido precisamente un establecimiento hotelero de Madrid y en ella ha participado alrededor de medio centenar de solicitantes de las más variadas profesiones.

La buena respuesta a este invento refleja el alto grado de frustración y de contención humanas. El orden social se basa en normas que hacen posible la convivencia. La ley prohíbe y castiga a quien infringe las reglas. Sin embargo, quien más quien menos se deleita elaborando un pensamiento violento o realizando una agresión. ¿Cómo consolarse ante un abuso urbanístico o un rígido burócrata? En la terapia de deroombing desarrollada en Madrid, el taxista se lanza, martillo en mano, contra un lavabo resentido por las obras de la M-30, el anillo vial de la capital. Y el jefe de ventas, contra un televisor, nada más recordar aquello de los "objetivos de empresa". Qué bueno sería que los centros de trabajo, además de áreas de descanso, tuvieran una específica de deroombing para desahogarse así de tantas incomunicaciones, arbitrariedades y desprecios.

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