Llegan los chicos de Woody Allen

Las actrices Scarlett Johansson y Penélope Cruz y el actor Javier Bardem ya están en Barcelona. Comparten domicilio, el lujoso Hotel Arts, situado a tan sólo unos metros de la playa. Allí se hospeda también, junto a su familia, el cineasta Woody Allen. Él es el culpable de su presencia en la ciudad. Les ha escogido para protagonizar su próxima película, que a falta de título definitivo funciona de momento con un nombre de trabajo poco glamouroso, Summer project. Comienza a rodarse el lunes.

Pero de la cuota de glamour ya se encargan ambas actrices. Johansson, a quien Allen tiene sin duda mucho cariño -éste será el tercer filme en el que cuenta con ella-, se paseó el lunes por las calles de Barcelona luciendo estilo tras unas maxigafas de sol. Recién aterrizada en la capital, la actriz estadounidense visitó algunos de sus enclaves más emblemáticos, como la basílica de Santa María del Mar. Mucho más sofisticada se mostró Penélope a las puertas del Arts. A su llegada, el lunes por la noche, no hizo comentario alguno sobre su supuesto ataque de pánico en pleno vuelo a Barcelona, que obligó al piloto a regresar a Nueva York, entre la, comprensible, ira del resto del pasaje. Su agente se ha encargado de desmentir tal noticia, difundida por uno de los compañeros de la actriz en aquel intrigante vuelo. Según la versión del representante de Penélope, la histeria no fue tal, sino que fue una tormenta la que obligó a modificar la ruta.

Por voluntad del cineasta, y a tenor de las escasas noticias que han trascendido sobre el filme, la rubia Johansson y la morena Cruz parecen condenadas a enfrentarse en el filme. La primera, en el papel de una turista americana que viaja a Barcelona junto a una amiga, caerá rendida no sólo ante la belleza arquitectónica de la ciudad. Lo hará también ante encantos de otra naturaleza: los que le brindará un lugareño, que no es otro que Javier Bardem. Pero él no es un hombre libre. A su novia (correcto, este triángulo transoceánico se cierra con Penélope), es un suponer, no le hará mucha gracia descubrir a una rival al acecho.

Habrá que confiar en que ambas actrices no se metan tanto en el personaje como para llevárselo a casa. Teniendo en cuenta que se hospedan en el mismo establecimiento hotelero, les convendrá más que nunca saber separar realidad y ficción. Y también deberán evitar una excesiva vehemencia en caso de que coincidan, es un suponer, en el exclusivo comedor a la hora de la cena o en la piscina en los momentos de descanso.