¿Antisemitismo en Galicia?
Con Ramón Chao, estuve hace unos días en Redondela, mi villa natal, invitado por el Club Internacional de la Prensa que dirige con eficiencia Carmen Carballo. En el Multiusos da Xunqueira, puesto a disposición por el alcalde Xaime Rei, dimos al alimón una conferencia sobre Guerra y paz hoy; geopolítica de los conflictos contemporáneos que cerraba el ciclo sobre Os latexos do mundo. Lejos estábamos de imaginarnos que, en ese marco, íbamos a ser testigos, en la Galicia de hoy, de manifestaciones de odioso antisemitismo.
Nuestro propósito era proponer respuestas a algunas de las siguientes preguntas: ¿cómo entender el mundo contemporáneo? ¿Cuáles son los principales enfrentamientos -militares, políticos, económicos, ecológicos- del mundo de hoy? ¿Es acaso la llamada "guerra contra el terrorismo internacional" la respuesta adecuada a los grandes desórdenes contemporáneos?
Dijimos que, al contrario de la impresión que dan los grandes medios, el mundo esta hoy bastante pacificado pues el 80% de los conflictos se producen en el interior de un único "foco perturbador" constituido por un área geográfica que va de Cachemira a Darfur, en la que se hallan Afganistán, Irán, Irak, Chechenia, Kurdistán, Líbano, Palestina y Somalia. Fuera de esa zona, y si exceptuamos Colombia y Sri Lanka, no hay guerras importantes en el planeta. O sea, que desde hace 200 años, nunca se ha conocido un mundo menos conflictual. Por vez primera en siglos, ningún conflicto enfrenta a dos estados entre sí. O sea, que todas las guerras lo son entre un Estado y una o varias organizaciones no estatales armadas: por ejemplo, Estados Unidos contra Al Qaeda, Turquía contra el PKK kurdo, Israel contra Hezbollah o contra Hamas.
Era pues un tema muy amplio que Ramón Chao, apoyándose en una sólida documentación histórica, ensanchó más aún evocando la "guerra contra los pobres" contra quienes se ensaña hoy la globalización neoliberal. Nuestra sorpresa vino al iniciarse el coloquio con la sala abarrotada por una asistencia en gran parte acudida de fuera de Redondela. La primera persona, muy exaltada, que tomó la palabra empezó lanzando largos improperios contra una suerte de "conjura de los judíos" que, según ella, "gracias a su poderío económico y mediático" "hacen un chantaje permanente a la opinión pública internacional evocando sin cesar el genocidio y así victimizándose". Lo que, siempre según esa persona, "les permite cometer a su vez un genocidio contra los palestinos".
Después de esa retahíla de tópicos antisemitas, expresados a gritos, lo que más nos sorprendió fue que una parte de la asistencia aplaudió como si aprobase tan lamentables propósitos. Por mi parte, declaré que condenaba del modo más explícito semejantes palabras y que hallaba insólito que a estas alturas aún se pudiera caer, bajo pretexto de defensa de la causa palestina, en el antisemitismo más craso. Si es obvio que se deben criticar algunas actuaciones de los ejércitos de Israel (al igual que los atentados palestinos contra civiles israelíes inocentes), ello no debe en ningún caso llevar a retomar los nefastos seudoargumentos del más añejo y criminal antisemitismo. La mayor parte de los asistentes aprobaron con aplausos esta posición.
Pero, hábilmente repartidos por la sala, lo que muestra que el grupo había venido con malas intenciones, los amigos de la primera persona replicaron tratándome de "traidor" y de "ignorante", argumentando que "el antisemitismo no existe pues los árabes también son semitas". Como si una crítica léxica pudiese negar la realidad del trágico y secular antijudaísmo en toda Europa, sin excluir Galicia.
Este incidente no solo empaño mi alegría de dar por primera vez una conferencia en mi ciudad natal de Redondela, sino que muestra sobre todo un preocupante arraigo en una parte descarriada de la extrema izquierda de Galicia de nauseabundas tesis antisemitas. Que deshonran nuestra tierra. El sueño de la razón produce monstruos. Y la incapacidad de pensar de algunos les ha llevado a la peor de las monstruosidades. Es hora de rectificar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.