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Reportaje:

Hablemos antes de ir a la huelga

La mediación del Instituto Laboral evita más de 280.000 jornadas de paro al año en la región

De un lado de la mesa con forma de u, cinco representantes de los trabajadores de una gran empresa de talleres. Del otro, el director de Recursos Humanos y el financiero de la compañía. Entre ambos frentes, dos mediadores laborales de la patronal CEIM y dos de los sindicatos UGT y CC OO.

La reunión comienza a las 9.30 y no terminará hasta la una de la tarde. En un ambiente de corrección, las partes acabarán firmando la paz entorno a los espinosos puntos que enfrentan a patrones y empleados de la empresa (350 trabajadores y 21 centros), que prefiere no ser citada.

Batallas como ésta, que cierran conflictos colectivos con final feliz, se desarrollan todos los días en el Instituto Laboral de la Comunidad (cuya sede está en Delicias), el organismo de solución extrajudicial de conflictos laborales al que se puede recurrir cuando hay trifulca en las empresas. Esta fundación privada de interés público gestionada por los sindicatos y CEIM evitó el año pasado la pérdida de 281.541 jornadas de huelga convocadas y, también muy importante, 41,8 millones de euros en salarios.

"Aquí no hay vencedores ni vencidos", afirma la directora del centro

Encarnación Cazorla, inspectora de trabajo en excedencia y directora del centro, resume las bondades de la mediación: "Aquí no hay vencedores ni vencidos, como en los juicios en magistratura".

Además, los acuerdos que se consiguen tienen eficacia jurídica de convenio colectivo por lo que se pueden hacer valer ante un juez en caso de incumplimiento.

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En el instituto, creado en 1996 y financiado por el Gobierno regional (con un millón de euros) trabajan siete personas, casi todos mediadores como Antonio, que susurra en plena negociación que "sólo con sacar el conflicto del lugar de trabajo ya mejora o se arregla en poco tiempo". Alberto Frías, presidente del comité de Madrid de la empresa en cuestión, confirma esta opinión: "Discutimos los traslados entre talleres desde 2005 sin solución y por eso venimos a este organismo externo".

La reunión transcurre con lentitud aunque con gran intensidad. Los empresarios zanjan un par de asuntos por la directa: "Eso no es discutible; es nuestra potestad", dicen. Alguna mirada de leve desprecio cruza las trincheras.

"Ellos están más suaves aquí; nunca les había notado tantas ganas de negociar porque saben que lo siguiente es una denuncia", apunta Rosana González, que pertenece al comité de empresa.

Cazorla, que lleva nueve años dirigiendo el instituto, afirma que los mediadores "se colocan en el lugar de cada parte para acercarlos". Pero éstos no defienden a los trabajadores o a los empresarios sino que, según Cazorla, "ven qué cosas tiene en común cada uno y en qué se puede ceder". Diego Ribera, un mediador de la patronal, sostiene que "el que un tercero interprete lo que cada uno quiere decir ya cuenta mucho y sanea los conflictos". El instituto, cuya actuación es gratuita, tramitó 611 expedientes en 2006 tras citar a las partes en cinco días. Si hay que evitar una huelga (lo que ocurre en el 20% de los casos) el plazo se reduce a 72 horas. "Hasta hemos abierto de madrugada para facilitar acuerdos en huelgas enquistadas", asegura Cazorla con orgullo.

"Una vez, se sentía tanto odio entre un sindicalista y un empresario, que un acuerdo que dependía de una subida salarial de céntimos no fue posible", recuerda Ribera.

El conflicto de los talleres está a punto de resolverse. Las partes pasan entonces a redactar el documento de la paz con un mediador del Instituto. Cuando se ve que todo está atado y bien atado, se produce el apretón de manos. Señal de que la pipa de la paz ya echa humo.

Encarnación Cazorla y el grupo de mediadores del Instituto Laboral.
Encarnación Cazorla y el grupo de mediadores del Instituto Laboral.LUIS MAGÁN

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