Polonia y la UE
Cada vez que oigo o leo las aventuras y desventuras de los dos gemelos polacos en la UE, uno presidente y el otro primer ministro de Polonia, me acuerdo como si fuera hoy de la conversación que mantuve con un jesuita muy amigo mío con motivo de la elección como Papa, allá por finales de los años setenta, del cardenal polaco Wojtyla.
Al comentarle la sorpresa que me produjo la elección de un papa no italiano y las consecuencias que para la Iglesia católica podrían producir el hecho de tener un papa polaco, con el telón de acero aún vigente, me respondió con énfasis: "¡No se ha elegido un papa polaco, sino un polaco de papa!".
Los hechos demostraron posteriormente esa concepción que el nuevo Papa tenía del mundo moderno, y los hechos demuestran también hoy qué clase de electorado son los polacos, capaces de votar a unos hermanos gemelos como responsables máximos de su país.
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