Al margen de los controles oficiales de la privada

Los centros españoles asociados con la Universidad de Gales podían haberse constituido jurídicamente de dos maneras. La primera les permitiría homologar sus títulos automáticamente con carreras oficiales. Pero tendrían que asociarse con una universidad pública española y cumplir unas características de profesorado o control de las titulaciones prácticamente iguales a las de las universidades privadas.
Éstas están obligadas a tener al menos un 50% de profesores con el título de doctor, y al menos el 60% debe estar acreditado por la Agencia de Acreditación y Calidad (ANECA) y sus títulos deben pasar los controles previos y, después, por exámenes periódicos, del Consejo de Coordinación Universitaria y las comunidades autónomas. Las instalaciones también tienen que cumplir unos requisitos mínimos.
Ninguno de los centros eligió esta opción, por lo que no están obligados legalmente a cumplir todos esos requisitos y sus estudios tienen que pasar por un proceso de homologación que puede ser finalmente denegado.
Gabriel Arrabal, secretario general del centro EADE de Málaga, defiende la opción elegida como perfectamente válida y asegura que ellos plantearon convertirse en universidad privada en 2001, "pero es un proceso muy lento", asegura. El secretario general dice asimismo que la Universidad de Gales les exige unos fortísimos controles de calidad, al presentar el plan de estudios, y luego periódicamente. Arrabal asegura que, incluso, en alguna de sus titulaciones hay un mayor porcentaje de doctores del que se exige a las universidades.
Este periódico intentó ayer, sin éxito, contactar con la Universidad de Gales. Pero en su página web se puede comprobar que los títulos y los programas de los centros españoles aparecen como "validados" por los británicos.
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