"Me he encontrado un derroche absoluto"
La socialista Irene García es a sus 27 años alcaldesa de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz, 64.000 habitantes), una de las regidoras más jóvenes del país. Tres días después de tomar el bastón de mando de la ciudad, se bajó el sueldo en un 50% y eliminó 40 cargos de confianza. Afirma que su principal reto es sanear la economía del Ayuntamiento que le ha dejado Laura Seco (PP).
Pregunta. ¿Habrá más medidas de austeridad en el Ayuntamiento de Sanlúcar?
Respuesta. Lo que más me preocupa es sanear la economía municipal. Quiero conocer la realidad económica a través de una auditoría y elaborar, a partir de ahí, un plan de saneamiento que provocará mayores recortes en el gasto público, por ejemplo, en dietas o protocolo. Es el inicio de una política de austeridad. Sólo con la reducción de cargos de confianza vamos a ahorrar más de seis millones de euros en cuatro años.
"El plan de saneamiento provocará más recortes, por ejemplo, en dietas y protocolo"
P. ¿Qué situación económica ha encontrado en el consistorio?
R. A grandes rasgos, el PP ha dejado una deuda de casi 80 millones de euros. Además, estamos convencidos de que habrá facturas sin consignar. Eso lo sabremos con la auditoría. Me he encontrado una política de derroche absoluto. Sólo el ayuntamiento tenía 162 móviles, de los que 14 estaban adscritos a alcaldía. No sabemos a quién habrán ido a parar. Vamos a abrir una investigación.
P. Ha sorprendido que sea una joven de 27 años quien haya materializado unas medidas que no son muy comunes entre los políticos.
R. Yo no lo valoro en función de la edad. Son decisiones a las que me comprometí en campaña. Entonces, muchos me llamaban demagoga y populista.
P. ¿Cómo han reaccionado los cargos de confianza que cesarán?
R. Ellos son conscientes de que los cargos de confianza cesan con el mandato. Había familiares de ex delegados municipales del PP y militantes del partido que no han acudido a una convocatoria donde el mérito, la capacidad y la igualdad queden demostrados. Esto no se puede consentir.
P. ¿Hay algo de revanchismo?
R. No, no. Para nada. Yo no voy a tener como personal de confianza a militantes del PP. La diferencia es que nosotros no vamos a utilizar el Ayuntamiento como una institución partidista.
P. También reduce los concejales liberados a la mitad. ¿Se puede garantizar una gestión eficaz con esta reducción de personal?
R. Totalmente. Sin duda. Es una concepción distinta de la incorporación a la vida pública. Son personas que quieren trabajar en la transformación de la ciudad y para eso no necesitan sueldos millonarios. Hay algunos que están jubilados y se dedican a la vida pública sin remuneración.
P. ¿A qué cree que obedece el vuelco electoral en Sanlúcar?
R. Los ciudadanos han sabido reaccionar ante un gobierno que les ha dado de lado. Han decidido que había que cambiar la situación. Han castigado la prepotencia, la falta de humildad y la poca preocupación por los asuntos públicos.
P. ¿Qué otros retos tiene para estos cuatro años?
R. El reto principal es un cambio en la gestión diaria. Vamos a darle protagonismo a la participación. Estamos muy esperanzados con la puesta en marcha del Consejo Social de Urbanismo. Tenemos que mejorar los servicios públicos, como la limpieza y la seguridad. Los accesos a Sanlúcar, las viviendas públicas y el suelo industrial son otras asignaturas pendientes.
P. Ha sido madre hace pocos meses. ¿Cómo concilia la vida laboral y familiar?
R. Igual que mi marido (carcajea). Yo me alegraría que estas preguntas se las hicieran a los hombres. Intento que mi familia no se vea perjudicada por trabajar fuera de casa. No soy una heroína. Trato de equilibrar.
P. En tiempos en los que hay abstención entre la juventud, que, en parte, se siente alejada de la clase política. ¿Qué le llevó a iniciar su trayectoria?
R. No es cierto que los jóvenes pasemos de la política. En muchas ocasiones no nos hemos visto identificados con ciertos políticos. Yo soy una persona con inquietudes y me integré en el PSOE. Le digo además que en Sanlúcar no se conocía tanta participación entre la juventud en unas elecciones, a pesar de la romería del Rocío.
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