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Análisis:La vuelta de Rato a España
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

¿Aterrizaje suave?

"Si el volcán de los desequilibrios hará erupción o no está por ver. Rodrigo Rato, si las cosas del PP van como van, tendrá también la oportunidad de optar por el volcán español, si es que entra en erupción. Es fácil que lo haga. Habrá que acoplar los plazos", vaticinó a este periódico el 26 de diciembre de 2004. Rato llevaba sólo seis meses en Washington y le quedaban cuatro años y seis meses de mandato. ¿Se ha cumplido, pues, la profecía? La parte de ella que situaba a Rato en España acoplando los plazos, sí; falta por saber si también esa otra porción que se refiere a su vuelta al ruedo político ibérico.

Rato fue desplazado por José María Aznar a favor de Mariano Rajoy, en septiembre de 2003, como candidato del PP a la presidencia del Gobierno. Tanto la gestión de Aznar ante el presidente Bush como la excelente relación entre Rato y Gordon Brown, entonces ministro del Tesoro y ahora primer ministro británico, permitieron al ex ministro hacerse con el FMI.

Pero la relación entre Rajoy y Rato, pese a lo difícil que es toda rivalidad por una candidatura, perduró y superó la prueba del dedazo de Aznar. Rato siempre recuerda que en aquellos días decisivos de septiembre de 2003 fue él quien llegó a decirle a Rajoy: "Serás tú".

En el caso de que Rato haya decidido reanudar su pasión política, iba a ser difícil que lo pusiera blanco sobre negro en un comunicado. Aun cuando quiera ayudar a su amigo Rajoy a ganar las elecciones -y eventualmente sucederle si aquél no lo consigue-, tendrá que actuar con pies de plomo. De lo contrario, en lugar de ser un activo para que suban las acciones de Rajoy, provocaría su caída. Por tanto, se trataría, siempre, de un aterrizaje suave.

Si Rajoy se apoya en Rato -una disposición que ayer expresó Gabriel Elorriaga de manera muy diferente de la actitud que mantuvo el PP ante el ofrecimiento de ayuda de Alberto Ruiz-Gallardón el 28 de mayo pasado- eso le permitiría añadir la otra pata para contrapesar a la guardia pretoriana en la que se apoya ahora en exclusiva.

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