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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Liz Claiborne, diseñadora de moda

Creó un estilo propio de ropa informal para la mujer

La diseñadora Liz Claiborne era famosa por su sentido práctico y la estudiada seguridad de sus diseños; también se preocupaba hasta el final por la calidad final de los productos que llevaban su sello. Siempre afirmaba que la labor del diseñador de ropa no sólo debía circunscribirse a la labor creativa, sino tener en cuenta la industria y sus detalles, la factura de los productos, la lealtad ante el cliente último.

La diseñadora de Manhattan murió por las complicaciones de un cáncer en extremo raro que le fue diagnosticado en 1997, según ha relatado su viudo y colaborador profesional, Arthur Ortenberg, que se manifiesta en el peritoneo y alrededor de las paredes del estómago. Liz luchó hasta el final y estos últimos años los dedicó a su segunda pasión, la promoción de campañas por la conservación ambiental y la defensa de la naturaleza.

Antes de saltar a la fama con su nombre propio, Liz Claiborne trabajó más de 20 años como diseñadora anónima en los legendarios talleres traseros de la Séptima Avenida neoyorquina para firmas como Youth Guiad y Juniorite.

En 1976 fundó junto a su marido, Arthur Ortenberg, su primera compañía, convencida de que la industria del textil y la moda industrial estaban dominadas por los hombres, decidida a romper ese "monopolio masculino".

Y creció. Hasta el punto de que en 1986 la empresa Liz Claiborne aparecía en el ranking de Fortune 500 y era una de las pocas fundada y dirigida por una mujer.

En el año 1990 alcanzaba mil millones y medio de dólares de facturación y ventas; en 2006 superaba los 5.000 millones, con una serie de marcas subsidiarias como Dana Buchman, Juicy Couture, Ellen Tracy y Lucky Brand Jeans, entre otras. Hace poco, la empresa anunció una reorganización interna y el reposicionamiento del sello principal: Liz Claiborne.

El sentido pragmático de Liz le llevaba a mantener acotada la pasarela y el falso sentido del glamour, confiaba en el sentido práctico de la mujer norteamericana, su movilidad y disponibilidades y qué necesitaba en cada momento.

Ella creó una fundación para las mujeres que querían estudiar seriamente el papel de la mujer en la moda comercial. Buscaba una mujer que, dentro de los estándares, se podía sentir elegante, lista para ser competitiva al frente de los negocios a la vez que imaginativa. Y todo ello sin desechar el casual wear.

La empresa empezó con 50.000 dólares reunidos y prestados por los amigos, y así creció con el tesón de Liz, su entrega incondicional al trabajo en todos sus detalles, como los accesorios, donde llegó a facturar anualmente más de 35 millones de dólares.

Al morir, Claiborne tenía una ejemplar estructura de showrooms expositivos, modernísimos y eficientes en su sede del 1.441 de Broadway.

Los productos de Liz Claiborne se comercializan en España en un espacio propio en El Corte Inglés.

La diseñadora estadounidense Liz Claiborne.
La diseñadora estadounidense Liz Claiborne.REUTERS

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