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El ‘puzzle’ completo de Ana Frank

Un único archivo reunirá los recuerdos de la cronista del Holocausto

Isabel Ferrer

La gran pregunta todavía está sin respuesta: ¿quién entregó en 1944 a la familia de Ana Frank, escondida en Holanda, a los nazis? Pero ahora la autora del diario más conmovedor del Holocausto cuenta con nuevos documentos para preservar su memoria. De la mano de Buddy Frank, su primo hermano y único pariente directo vivo, “12 metros de fotografías y cartas”, guardados por el Fondo de Ana Frank en Basilea (Suiza), han sido cedidos a la Casa-Museo en Amsterdam. La misma donde la familia se ocultara durante dos años. Un archivo único guardará desde ahora los recuerdos familiares de la cronista de la cara oculta del exterminio judío a través de su diario, publicado hace 60 años.

Compilada por su padre, Otto, superviviente de los campos de concentración, la relación de las vivencias de Ana Frank en el escondite del número 263 de la calle Prinsencharcht de Amsterdam ha sido traducida a 55 lenguas. La última, el dari, hablado en Afganistán. Con más de 20 millones de ejemplares vendidos, el éxito del diario hace honor a las aspiraciones de una muchacha que quería ser escritora y murió de tifus en marzo de 1945 junto a su hermana mayor, Margot, internada en Bergen-Belsen (Alemania). La madre de ambas, Edith, pereció dos meses antes en Auschwitz (Polonia). La Cruz Roja constató su trágico final, pero el diario fue rescatado del malogrado escondite de la capital holandesa.

Apenas unas horas después de que los nazis sacaran a la familia Frank del edificio junto con otros cuatro conocidos, también asesinados, Miep Gies, una amiga, encontró las notas esparcidas por el suelo. Pensando en devolverlas después de la II Guerra Mundial, las guardó en un cajón. Cuando supo que Ana no regresaría, las entregó al padre para que las leyera. El diario apareció en junio de 1947 y enseguida fue traducido. Años después, el propio Otto Frank cedió sus pertenencias a la Fundación Ana Frank, vinculada a la Casa-Museo. Pero había más cosas por recoger. Libros, documentos y fotos conservados por amigos y vecinos que suman hoy 1.500 piezas y 3.750 imágenes. Una de éstas acaba de conocerse. Muestra a Ana y Margot, de frente, en la playa en 1937. La tenía Gertrud Naumann, una vecina de las niñas en Francfort, desde donde emigrarían a Holanda huyendo del terror nazi.

"Los papeles de Basilea van completando el rompecabezas familiar. La casa es de los Frank desde los años treinta del siglo pasado. Allí vivió Otto y reside su sobrino Buddy. Es un archivo que debía abrirse para que la memoria del pasado deje una lección para el futuro", dijo Christoph Knoch, del Fondo de Ana Frank en Basilea, al presentar la unificación de los archivos. De entre los nuevos documentos surgen datos estremecedores vistos con la distancia de las dos guerras mundiales. Como el de Otto y sus dos hermanos varones (también había una hermana). Los tres chicos pelearon en el bando alemán en 1914, lo mismo que otros 10.000 soldados judíos. Para Buddy Frank, algo mayor que su prima Ana, que tendría hoy 78 años, el nuevo archivo "es el mejor lugar para recordar un diario que transforma a quien lo lee". El millón de visitantes anuales que recorren la Casa-Museo de Amsterdam parece refrendar su sentir.

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