La elección de vocales del CGPJ
Un reciente artículo del catedrático Vallés y declaraciones de don Mariano Rajoy en el ya famoso programa de TVE me obligan a aclarar algunos puntos sobre la elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial. La enmienda de Juan Mari Bandrés y mía propia nació en el Grupo Socialista del Congreso, a cuyos componentes convencimos -no obstante el Proyecto gubernamental que encomendaba a las Asociaciones de Jueces la elección interna de 12 vocales-, y así pasó a la Ley Orgánica.
La razón fue clara: desde nuestras respectivas profesiones de abogado y notario, y como simples ciudadanos, conocíamos el sometimiento de la Judicatura española al anterior Régimen, tanto en cuanto a movimientos corporativos como, peor aún, al contenido de muchas de sus resoluciones.
La mayoritaria asociación "profesional" pretendía arropar el impresentable pasado de quienes por activa y pasiva colaboraron con aquella vergüenza, mientras que "Justicia Democrática" era claramente minoritaria porque rebelarse a un poder dictatorial no suele ser grato. Debíamos detraer de la endogamia profesional conservatista la designación de los componentes de un poder del Estado que, en definitiva, "emana (...) del pueblo a través de las Cortes Generales (que le) representan" (Art. 1º, C. E.).
Nunca quisimos cuotas partidarias: un paliativo son los hearings en el Parlamento aludidos por Vallés. Ejemplo: Buttiglione tuvo que renunciar a ser comisario de Libertades en la Unión Europea tras sus declaraciones ultramontanas. ¿Quid de los señores Cardenal sobre el "expediente técnico temporal" tales las dictaduras chilena y argentina, Requero asociando homosexualidad con zoofilia, Hernando al comparar el Estatut a un baile de sevillanas.
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