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Crónica:Tenis
Crónica
Texto informativo con interpretación

Wimbledon, "mil veces más lento"

Los nuevos materiales y el ejemplo de Nadal, vencedor ayer de Fish, abren el torneo a los jugadores de tierra

La mafia no paga comidas. Lo descubrió Marlon Brando cuando interpretó El Padrino. De un día para otro, el actor se convirtió en un símbolo. En Vito Corleone. "Los mafiosi creen que representé el papel con dignidad. Si voy a Little Italy [el barrio italiano de Nueva York], no me dejan pagar nada", decía. Rafael Nadal, subcampeón en 2006 en Wimbledon, sí paga por llenar su nevera. El tenista español se ha alquilado una casa. En ella encara las noches comiendo linguini con champiñones y gambas, cocinando tartas para los invitados o viendo El Padrino. El vencedor, ayer, del estadounidense Mardy Fish (6-3, 7-6 y 6-3) también es un símbolo. Un líder. El que defiende la bandera de la revolución que viene: impulsados por su ejemplo, los especialistas en pistas de tierra apuestan por tomar Londres desde la línea de fondo.

"Para que la hierba no se estropee echan un producto que ralentiza el juego", explica López
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"Esta nueva generación ha demostrado que puede jugar bien aquí", argumentó Nadal tras completar un partido "muy bueno, de 8 o 9". "Es una cuestión de mentalidad. Con buena voluntad, se puede", sentenció. Y, al hacerlo, adelantó un dato: los especialistas en hierba son una especie en extinción.

"¡Si ya la mayoría de la gente juega de fondo!", exclama Feliciano López, un jugador de ataque, excepcional en España. "Que saquen y suban a la red quedamos cuatro. La hierba, aquí, cada año es más lenta", dice antes de jugar hoy contra el británico Tim Henman; "en el vestuario lo he comentado con él, que lleva más de diez años viniendo. Dice que la hierba es mil veces más lenta que antes. Si ves los vídeos de cuando Federer empezó a jugar, el 90% era saque y volea. Ahora no sube casi nunca. Sólo para cambiar el ritmo. Las bolas son más pesadas. Y para que la hierba no se estropee echan un producto que ralentiza el juego un poco".

Wimbledon es el santuario del juego de ataque. Se reverencia al suizo Roger Federer, el favorito, y a los mejores especialistas sobre hierba. Su arma, el saque. La respuesta, la preparación física. "Es que los jugadores están cada vez mejor", dice Tommy Robredo, ganador ayer del estadounidense Robert Kendrick (6-2, 3-6, 6-3, 6-7 y 6-3); "eso hace que los sacadores jueguen más puntos, se cansen más y el saque ya no sea tan efectivo". "Aquí dependes del contrario", explica David Ferrer; "no puedes hacer tanto rally [intercambio de golpes]. Siempre hay que atacar. Si te pones a la contra o a la defensiva, estás muerto. Tienes que ser agresivo".

"Las raquetas han cambiado el tenis totalmente", reflexiona el norteamericano Stan Smith, campeón en 1972, que anda preocupado por la fibra de carbono y los nanotubos, los materiales y las fórmulas que han revolucionado el tenis: "Permiten dar a la bola mucho antes. Los jugadores puedan golpear desde mucho más allá de la línea de fondo. Por eso la volea ya no es tan efectiva: es más fácil pasarles. Eso es una preocupación. Hay menos variedad. ¡Santana haría grandes cosas con estas raquetas!".

Nadal inició ayer su camino. Trabaja para adaptarse a la hierba. Es cuestión "de mentalidad". Y de que pasen los partidos. Mientras tanto, comanda una revuelta. Que tenga éxito depende de Roddick, Berdych, Henman y el resto de los tenistas especializados en el vértigo verde. Para las palabras mayores, sin embargo, se espera al campeón vigente. En Wimbledon, Federer es El Padrino.

Rafael Nadal, durante su partido contra el estadounidense Mardy Fish.
Rafael Nadal, durante su partido contra el estadounidense Mardy Fish.REUTERS

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