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Reportaje:

Deportación pese a ser concejal

EE UU amenaza con expulsar a Canadá a una cubana tras 40 años en el país

Yolanda Monge

La semana pasada, la policía detuvo a Zoila Meyer, de 40 años, en su casa californiana. Los agentes la pusieron las esposas y la condujeron al Servicio de Inmigración de San Bernardino, donde fue confinada en una celda por violar la ley de entrada en el país. Zoila Meyer deberá comparecer ante el juez el próximo 18 de julio. Se enfrenta a la posibilidad de ser deportada por votar sin tener derecho por no ser ciudadana estadounidense.

Zoila Meyer, llegada al país con pocos meses, ignoraba que no tiene nacionalidad estadounidense

Meyer ha vivido el sueño estadounidense desde que tenía casi un año, cuando sus padres, huidos de Cuba, entraron con ella en EE UU desde Canadá. La deportación, en caso de llevarse finalmente a efecto, sería a ese país, puesto que Washington no mantiene relaciones con La Habana.

Con el tiempo, Meyer se casó con su novio del instituto, tuvo cuatro hijos y se convirtió en concejal de su pueblo en California. "Siempre creí que era ciudadana estadounidense, toda mi vida lo pensé", declara Meyer al diario Victorville Daily Press, primero en sacar a la luz la historia. "El error lo cometieron mis padres, sin mala intención", prosigue.

Si Kafka viviese hubiera escrito la pesadilla de Zoila Meyer. Cansada de quejarse de lo que no funcionaba en Adelanto (California), decidió dar un paso al frente y presentarse para el puesto de concejal. Meyer llegó a ser famosa en el municipio de 23.000 habitantes al tratar de evitar el despido de la directora de la escuela primaria Bradach, en la que estudiaban sus hijos. Interminables horas al teléfono, larguísimas reuniones con vecinos, concentraciones de apoyo a la directora. Entre todos no pudieron conseguir que ésta mantuviera su trabajo. Pero Meyer se hizo adicta a la acción vecinal. "Un día fui al Ayuntamiento a pagar el recibo del agua. Me quejé de lo poco que hace la ciudad por ayudar a los más desfavorecidos. Y me dijeron: '¿Por qué en lugar de quejarte no te presentas?", cuenta. Y lo hizo. Fue elegida concejal en 2004.

Dicen que la envidia es muy mala. Tanto, que es el origen de la pesadilla que vive Meyer. Al parecer, un celoso miembro de la familia que no desea precisamente lo mejor para su pariente hizo saber a las autoridades que en realidad la concejal electa había nacido en Cuba. Fue entonces cuando comenzaron las investigaciones. "La policía vino y me dijo: Zoila, no eres una ciudadana. Eres residente legal pero no ciudadana". La Constitución de EE UU deja al arbitrio de los Estados, ciudades y condados las reglas para votar. Entre 1776 y 1926, 40 Estados y territorios han permitido a los no ciudadanos votar en elecciones locales y federales, según Ron Hayduk, cofundador de Inmigrant Voting Project. No es el caso del condado donde se inscribe Adelanto, San Bernardino.

En enero de 2005, tras diez semanas en el cargo, Zoila Meyer dimitía. "Pedí perdón". Renunció. Y pensó que ahí acababan sus problemas. El sinsentido no había hecho más que comenzar. La investigación que se le abrió se consumó en dos delitos: haberse presentado al cargo cuando no tenía los requisitos necesarios (ciudadanía) y haber votado ilegalmente (no es ciudadana) en las elecciones de 2004. Por el primero tuvo que pagar una multa de 325 dólares y devolver su sueldo del Ayuntamiento. Por el segundo se enfrenta a la deportación.

"Éste es mi hogar, éste es el lugar en el que está mi familia. Aquí he construido mi vida", argumenta Meyer.

Lo más kafkiano del caso es que las autoridades reconocen que Zoila no sabía que estaba mintiendo al votar. El juez cree que ella pensaba que era una ciudadana. "Si algo bueno resulta de todo esto espero que sea que los padres inmigrantes se aseguren de que sus hijos están naturalizados", dice Zoila.

Zoila Meyer con su hijo Peter el pasado miércoles en su casa de Apple Valley, en California.
Zoila Meyer con su hijo Peter el pasado miércoles en su casa de Apple Valley, en California.AP

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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