Se buscan 2.500 padres temporales
La Junta lanza una campaña para promover el acogimiento familiar de menores
Conflictividad en la pareja, drogodependencias, maltrato o abandono son algunas de las razones que llevan a muchos jóvenes a los centros de protección andaluces. En estos momentos, 2.574 menores esperan en centros de la Junta de Andalucía que una familia quiera acogerles. Por eso, la consejería de Igualdad y Bienestar Social ha iniciado una campaña bajo el lema, Mírame. ¿Quieres ser mi familia?
Los menores sólo vuelven con su familia biológica en el 25% o 30% de los casos
La iniciativa tiene como objetivo aumentar el número de familias de acogida para los chavales de entre 0 y 17 años que por diversas circunstancias no pueden estar con su familia biológica y evitar así su estancia en centros de protección de menores. Se pretende la convivencia e integración en un hogar para procurar un entorno lo más normalizado posible.
Aunque en los centros de protección se intenta que el número de menores sea reducido para que se asemeje al entorno familiar, "no hay nada mejor que una familia", señaló la consejera Micaela Navarro. La campaña cuenta con un presupuesto de 160.000 euros y se repartirán 9.000 carteles y 165.000 tarjetas para concienciar de la necesidad de dar una alternativa al acogimiento institucional.
A finales de 2006, había 4.811 menores en hogares de acogida, una cifra que ronda los 5.600 este año, donde predominan los menores de cinco a nueve años, en muchos casos, con algún tipo de discapacidad, según señaló Navarro. En el 80% de los casos, los menores son acogidos por su familia extensa, principalmente tíos o abuelos.
La duración de la estancia puede ser "simple", de una corta duración (de tres a 12 meses) y de "larga duración" o permanentes. En ningún momento se trata de un acogimiento preadoptivo, las familias sólo les acogen "durante el tiempo necesario", insistió Navarro.
Las familias de acogida asumen el cuidado, la educación, la formación y la alimentación del menor "como si fuera su hijo biológico". Además, tienen que estar dispuestas a que vuelvan con sus progenitores biológicos una vez que el proceso entre el menor y su familia biológica se haya normalizado.
Las familias también han de facilitar la relación con los progenitores y hermanos mientras la Junta trabaja con la familia biológica para que el menor pueda volver a su familia de origen, lo que sucede tan sólo en el 25 o 30% de los casos. Tanto los menores como las familias de acogida tienen en todo momento la orientación y asesoramiento de trabajadores sociales, psicólogos y pedagogos.
En algunos casos, el acogimiento puede ser retribuido con hasta 600 euros de ayuda. "El problema no puede ser nunca una cuestión de recursos económicos", aseguró Navarro.
El perfil de las familias biológicas destaca por ser monoparentales en un 63%, mientras que prácticamente la totalidad de las de acogida son parejas con hijos propios y en la mayoría de los casos, las familias han acogido varios menores.
La consejera aseguró que lo que se busca son familias "idóneas", por lo que se tienen en cuenta todos los modelos de familia actuales.
En cuanto al proceso de adopciones, la consejera recordó que las adopciones internacionales se han cuadriplicado en nuestro país. "Antes no había niños en adopción, ahora sí los hay, pero tienen necesidades especiales". Según la consejera, los menores españoles "no reúnen las características deseadas", porque muchos sufren problemas como enfermedades, deficiencias o ser un grupo de hermanos. "No todas las familias están dispuestas a adoptarles", lamentó.
El sistema de protección de menores cuenta con un presupuesto de casi 11 millones de euros al año. Sumado al gasto en centros de menores, supuso 51 millones en 2006.
Familias de urgencia para bebés abandonados
La consejera para la Igualdad y Bienestar Social, Micaela Navarro, anunció ayer que se va a ampliar el sistema de "familias de urgencia" como reacción al aumento de abandono de bebés. "Hemos vuelto a una situación en que muchas madres adolescentes abandonan a sus bebés", alertó Carmen Belinchón, directora general de Infancia y Familia.
Se trata de adolescentes entre 16 y 18 años que, en muchos casos, vuelven a recoger a sus hijos. Pero se están produciendo "entre 10 y 12 casos cada dos meses", lo que supone más de un abandono semanal.
Tanto en Sevilla como en Cádiz, hay ocho familias permanentemente localizadas para dar un hogar inmediato a los menores más jóvenes, hasta los siete años. En el caso de los abandonos infantiles, estas familias acogen inmediatamente a los bebés, mientras se investiga quienes son los padres y se intenta localizar a los familiares o buscarle un hogar de acogida estable.
Con ellas permanecen hasta tres meses, en ningún caso se trata de un proceso compatible con la adopción. En la mayoría de los casos, los familiares del recién nacido suelen hacerse cargo de él. Si no se encontrase a ningún familiar, pasados los tres meses, los niños pueden ser acogidos por otra familia de modo estable o iniciarse los trámites de adopción.
La Junta prevé ampliar esta iniciativa a Málaga y el resto de provincias de Andalucía.
Más plazas para los menores inmigrantes
Ante la masificación que se vivió el año pasado, la Junta ha creado este año 157 nuevas plazas en los centros de protección de menores para inmigrantes, en especial en Almería, Málaga y Granada, las zonas más conflictivas.
No obstante, Micaela Navarro, consejera de Igualdad y Bienestar Social, aseguró que ésta "no es la solución" ya que se hace exclusivamente a cargo de los presupuestos andaluces. "No puede ser que la comunidad autónoma asuma ilimitadamente la llegada de todos los menores que vengan a España", dijo, aunque aseguró que se atenderá a cuantos vengan.
En la actualidad hay 975 "menores inmigrantes no acompañados" en los centros andaluces. Sin embargo, la campaña de familias de acogida no está destinada a ellos ya que "no han sido abandonados por su familia".
En la mayoría de los casos, quienes llegan hasta Andalucía, proceden de familias marroquíes "de clase media" y "no desestructuradas", según la consejera, quien aseguró que a veces se enteran de su llegada porque los propios familiares llaman a los centros para saber si ya han llegado. Además, aseguró que están en contacto telefónico "permanente y diario" con su familias.
En el caso de estos jóvenes, que muchas veces tienen parientes viviendo en España, se procede a la reagrupación familiar, tanto aquí como en sus países de origen.
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