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Reportaje:

Desconcierto con Red Hot Chili Peppers

La segunda edición del Bilbao Live Festival convoca a casi 40.000 espectadores en sus dos primeras jornadas de arranque

Un total de 39.205 personas se acercaron el jueves y el viernes al parque de Kobetamendi, donde se celebra la segunda edición del Bilbao Live Festival, que vivirá sus dos últimas jornadas el jueves y el viernes próximos. Tras la actuación de 16 grupos, la organización se felicita por la ausencia de incidentes, apunta que la muestra "promete ser espectacular" y trabaja para contratar a una banda que sustituya a Bullet For My Valentine, que no acudirá el viernes "por problemas de salud de uno de sus componentes". Ese día, no obstante, la principal atracción será Metallica, con cuyo tirón se aspira a reunir a 35.000 espectadores.

Los primeros asistentes a un encuentro que aspira a congregar un total de 90.000 aficionados al rock experimentaron las incomodidades de un recinto que, pese a la elevada inversión realizada por el ayuntamiento en su acondicionamiento, presenta frente al escenario principal numerosos desniveles que dificultan la visibilidad. Además, sigue habiendo sendas sembradas de grava y el terreno, por la arena que acumula, amenaza con convertirse en un lodazal si llueve. Asimismo, a muchos les resultó incómodo desplazarse hasta la zona destinada a la venta de comida rápida, ubicada en un extremo, lejos de los escenarios y donde el viernes se cobraban cuatro euros por un bocadillo con una sola tajada de lomo.

En el plano estrictamente musical, quizá ha habido muchos conciertos correctos, pero apenas alguno sobresaliente capaz de captar por completo la atención de quienes no eran fans de los músicos que se situaban bajo los focos. En el caso de Red Hot Chili Peppers, primer gran reclamo de Bilbao Live, se dio la paradoja de que el viernes no dieron un mal concierto, lastrado por excesivos parones entre canción y canción, pero desconcertaron a quienes esperaban un Grandes éxitos en vivo.

El cuarteto californiano, ampliado a quinteto en los momentos más furiosos, volvió a presentar en Bilbao las canciones de Stadium arcadium, su último álbum. Lo hizo con mucho más nervio que en el bolo promocional de hace 15 meses, y con numerosas oportunidades para disfrutar con la gran pericia de sus tres instrumentistas a la hora de tocar vibrante funk rock.

Aunque sonaron canciones como Give it away, By the way y Dani California, Red Hot Chili Peppers olvidaron tocar éxitos de su repertorio como Under the bridge, Californication y Suck my kiss, que son los que animan a pagar 65 euros por una entrada a un público que a lo largo del año apenas acude a conciertos. Quizá fue su modo de vengarse de quien empapó al bajista Flea arrojándole un katxi repleto de bebida a las primeras de cambio.

Melenas 'heavies'

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Antes, habían abierto la segunda jornada One Direction Home, Berri Txarrak y Billy Talent. Kula Shaker empezó a calentar al público con ritmos y bailables, y los ecos jamaicanos fueron protagonistas en las actuaciones de Fishbone y Fermin Muguruza Afro-Basque Fire Brigade. El cantante irunés puso la nota política con una pancarta a favor del acercamiento de presos y consignas sobre un "País Vasco en lucha", a una velada que cerró My Chemical Romance.

El primer día acudieron 15.012 espectadores para ver a los heavies Vhaldemar, Lauren Haris, Blood Simple, Stone Sour, Mastodon y Within Temptation. La actriz Juliette Lewis puso el toque de rock and roll y punk rock a la noche y, sabedora de que el rock es también un espectáculo físico y visual, jugó esa baza.

Tras Juliette and The Licks salió a escena Iron Maiden, compendio de los estereotipos asociados al heavy clásico, desde voces enfáticas a profusión de guitarras y melenas al viento. El sexteto inglés no defraudó y alternó la promoción de A matter of life and death con homenajes a The number of the beast, disco publicado hace 25 años, y su mascota, Eddie, apareció en escena a bordo de un tanque y metralleta en mano, a tono con la escenografía de ambientación bélica.

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