China ejerce su poderío
La irrupción del gigante asiático está cambiando para siempre el perfil económico de África
China puso en órbita el pasado 15 de mayo un satélite de comunicaciones para mejorar los servicios de telefonía móvil e Internet en África. Era la primera vez que el gigante asiático lanzaba un artefacto espacial de fabricación propia por encargo de otro país, y no es casualidad que éste fuera Nigeria, el mayor exportador de petróleo de África. La operación, parte de un contrato de 230 millones de euros, es una muestra de los cada vez más estrechos vínculos económicos y políticos entre África y China, cuyo Gobierno es ya un actor clave en un continente visto tradicionalmente por Europa y EE UU como zona de influencia exclusiva.
¿Qué busca China en África? Al Gobierno de Pekín le interesan sobre todo los recursos naturales, y en especial el petróleo, una fuente de energía imprescindible para mantener su trepidante ritmo de crecimiento económico. Angola se ha convertido este año en la principal fuente de petróleo del país asiático, que obtiene en África el 30% del crudo que importa. China también ve en África un gran mercado para sus exportaciones, en su mayoría de menor calidad pero más baratas que las occidentales.
Por toda África, las empresas chinas construyen carreteras, puentes, presas, estadios deportivos y hospitales
A China le interesan los recursos naturales africanos y sobre todo el petróleo, vital para impulsar su propio crecimiento
Convencido del enorme valor estratégico que África tiene para su país, el presidente chino, Hu Jintao, ha prometido duplicar de aquí a 2009 la ayuda al desarrollo en el continente, condonar la deuda de los países más pobres y conceder créditos por valor de 5.000 millones de dólares. En países como Nigeria, Kenia y Zimbabue, las empresas chinas han invertido grandes cantidades de dinero en infraestructuras a cambio de licencias de extracción de minerales. Por toda África, los chinos construyen carreteras, puentes, presas, estadios deportivos y hospitales.
"Es la otra cara de la globalización", explica Harry Broadman, asesor económico del Banco Mundial para África. "Los países africanos deben explotar al máximo el interés que China, y también India, tienen en el continente, con el objetivo de dinamizar sus propias economías y crear los puestos de trabajo necesarios para salir de la pobreza".
Frank Jürgen Richter, presidente de Horasis, una organización dedicada al asesoramiento de grandes empresas chinas, afirma que China se ha convertido en uno de los principales motores del crecimiento africano. "Cuando Hu Jintao o [el primer ministro chino] Wen Jiabao visitan África, son recibidos como estrellas del pop, con sus bolsillos llenos de dinero para invertir", dice Richter. "Sin las inversiones chinas, África no podría recuperarse de manera tan profunda como lo está haciendo".
Las exportaciones africanas a China -fundamentalmente materias primas- se han multiplicado por 10 desde 1996. También han aumentado las ventas chinas en sentido contrario, aunque no de forma tan espectacular por el escaso poder adquisitivo de los africanos. Se trata fundamentalmente de electrodomésticos, ordenadores y teléfonos móviles, mucho más asequibles para los africanos que los fabricados en Europa, EE UU o Japón. África importa también artículos textiles chinos, hasta el punto de que muchos de los vestidos multicolores de las mujeres africanas llevan el sello Made in China. Situaciones como ésta han creado gran malestar entre los fabricantes africanos, incapaces de competir con los precios chinos.
La fulgurante expansión china en África levanta suspicacias en Occidente. Varias ONG y también algunos gobiernos acusan a Pekín de practicar una política neocolonialista por no respetar las condiciones laborales mínimas y por despreocuparse del medio ambiente. Según los críticos, las empresas chinas hacen oídos sordos a la corrupción reinante en muchas administraciones africanas y a los conflictos políticos internos. Además, añaden, llevan consigo muchos trabajadores chinos, con lo que frenan la formación de obreros especializados africanos.
"Los chinos no están utilizando los métodos del Banco Mundial, que impone ciertas condiciones a sus inversiones en África", explica Richter. "Lo están haciendo a su aire. Construyen infraestructuras, ayudan a revitalizar las economías, pero su verdadero objetivo son los recursos naturales".
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