Nicolas Winding reivindica el cine de género como arte en Cinema Jove

El director danés Nicolas Winding Refn, homenajeado en esta edición de Cinema Jove, reivindicó ayer en Valencia el cine de género como una manifestación artística, en contra de la opinión generalizada de la crítica. El director de la esplendorosa trilogía Pusher, sobre la violencia de las mafias de Copenhague, desveló que gran parte de su obra la realizó acuciado por las deudas, algo que "activó" su creatividad. Winding Refn, el principal abanderado de un tipo de cine alejado del Dogma en Dinamarca, se definió como un director que busca "el entretenimiento".

Cuando tenía 14 años, Winding Refn, nacido en Copenhague pero criado en los Estados Unidos, vio en una sala de repertorio de Nueva York La matanza de Texas, la mítica película gore de Tobe Hooper. "Hasta entonces, pensaba que el cine era lo que mis padres, de ideología socialista, me habían enseñado, películas de arte y ensayo", cuenta divertido antes de que se le enciendan los ojos al recordar lo que fue su epifanía creativa: "La matanza de Texas me enseñó que el cine era una forma de arte, un cuadro visual".

Lo dice un hombre que, a sus 36 años, ha creado un estilo propio basado en el cine de género, "la forma más perfecta de creación artística en el cine, porque permite mezclar el entretenimiento con los temas sociales". De hecho, muchas de sus películas no nacieron de la necesidad de sorprender al espectador, sino de "tener una deuda de un millón de dólares en el banco". Tras triunfar con Pusher, un filme hecho "con 24 años, cuando estaba fascinado por el crimen y sus héroes", el fracaso comercial de su siguiente filme, Fear X, lo empujó a dirigir las secuelas de su opera prima. "Es lo mejor que me ha pasado en la vida, porque el fracaso me hizo buscar nuevas fórmulas de expresión", recuerda el cineasta danés, quien reconoce que "sufrir altibajos te hace más fuerte para trabajar", confiesa.

Pese a ser buen amigo de Lars von Trier, los postulados cinematográficos de Winding Refn están en los antípodas de los del creador del Dogma. "Espero que el cine danés sea algo más que el Dogma, porque, al fin y al cabo, los cineastas nos dedicamos a robarnos ideas unos a otros para después desarrollar nuestro propio estilo", concluye este director que atribuye la "rareza" de su estilo a ser "daltónico y disléxico".