Testigos presenciales
Diputadas de varias legislaturas cuentan la evolución del Parlamento desde su constitución en 1982
Cuando Amparo Rubiales tomó posesión de su escaño un caluroso 21 de junio de 1982, Verónica Pérez cumplía cuatro años. La primera formó parte del escuálido grupo de mujeres (ocho) con acta en la primera legislatura del Parlamento de Andalucía. Hoy se celebra el 25º aniversario de aquel día y Verónica Pérez, también socialista, cumple 29. Es la benjamina de una Cámara en la que se sientan 44 diputadas.
Los presidentes
El Parlamento andaluz de ahora tiene poco que ver con el de 1982. Por la Cámara han pasado 453 diputados de los que sólo cuatro son de la primera hornada. En lo único que ha permanecido igual es que continúa el mismo partido en el Gobierno, el PSOE. Y que la senda reglamentista y formal que imprimió el primer presidente de la Cámara, Antonio Ojeda, se ha mantenido.
No existen los oradores brillantes, concienzudos e irónicos de la primera legislatura como el ucedista Fernando Arenas del Buey, el popular José Ramón del Río, el andalucista Luis Uruñuela o el socialista Ángel López. Y casi nadie sube a la tribuna con ánimo de convencer al contrario, una intención que forma parte del paleolítico parlamentario. Al oponente se le oye, sí, pero ¿se le escucha?
"Llevabas la posición fijada pero sin un discurso prefabricado. Al contrario se le respondía y ahora, salvo excepciones, no responde nadie", afirma Rubiales. "Las posiciones políticas están muy claras. Yo no pretendo convencer a la oposición, sino a los ciudadanos y lo mejor es hacerlo con un discurso directo y práctico", asegura Pérez, que es una de las pocas diputadas que no lee sus intervenciones.
La tarea de los 109 parlamentarios de la primera legislatura (1982-1986) era fundacional. El objetivo era construir la autonomía, aprobar leyes básicas como la de la capital de la comunidad (en la que UCD dio libertad de voto a sus diputados), el escudo y el himno. También debatir leyes de gran trascendencia política como la de la reforma agraria, un proyecto que, a la postre, le costó a Rafael Escuredo la presidencia de la Junta y ser sustituido a mitad de mandato por José Rodríguez de la Borbolla.
Este trabajo legislativo en el que se aprobaron 44 normas se hizo con una precariedad tremenda de medios económicos y materiales, pero con ilusión. El presupuesto era 501.541 euros (unos 84 millones de pesetas) frente a los 44,5 millones de euros de 2007 (más de siete mil millones de pesetas). La sede era provisional, los diputados no tenían ni despachos ni asesores. 11 funcionarios atendían a duras penas a las 109 señorías, cuando ahora lo hacen dos centenares. Se utilizaban el pegamento, las tijeras y las máquinas de escribir para presentar las iniciativas. Y los telegramas, para convocar a los parlamentarios a los plenos.
Las otras dos mayorías absolutas que encadenó el PSOE en la segunda (1986-1990) y tercera legislatura (1990-1994) fueron muy sosegadas, con esporádicos episodios de tensión como la polémica y turbia compra del edificio Presidente como sede administrativa y el caso Costa Doñana que permitía construir a dos palmos del parque nacional, ambos durante el mandato de José Rodríguez de la Borbolla. O el caso Ollero [pago de comisiones ilegales] durante el primer gobierno de Manuel Chaves.
Los dos años que vendrían después (1994-1996) cambiarían de manera radical el parlamentarismo andaluz. Por primera vez, el PSOE se encuentra en minoría frente a la potente alianza PP-IU. Nunca ha tenido el PP un grupo parlamentario tan activo y decidido como en la etapa de la pinza, con incorporaciones muy valiosas y diputados dedicados casi en exclusiva a su tarea de control.
Concha Caballero se estrenó en esa legislatura por Izquierda Unida. "El Parlamento se convirtió en el centro del mundo. El que tenía un problema acudía por allí, era como una consulta de la Seguridad Social. Todo era emocionante y muy vital", recuerda. La cuarta legislatura fue de I+D, como la describió un diputado. Todo valía para erosionar al Gobierno de Chaves y en ese todo se incluían iniciativas alocadas como la de instar al presidente de la Junta a autopresentarse una moción de censura, a tumbar cualquier proyecto del gobierno, incluidos los presupuestos. Se trataba de gobernar desde el Parlamento.
Pese a la situación de bloqueo político, el Parlamento, bajo la dirección de Diego Valderas (IU), revivó. Un nuevo Reglamento incluyó las cuestiones al presidente, quien hasta ese momento se limitaba a acudir a la Cámara en casos obligados, y la labor de control se incrementó notablemente en detrimento de la puramente legislativa. Esta experiencia sirvió a los partidos para crecer y hacerse mejores. Caballero afirma que el Parlamento conserva aún esa conexión y que de volver a revivir esa etapa actuaría de otra manera porque "en política hay que darse cuenta que no juegas solo".
El regreso a la normalidad en la quinta (1992-2000) y sexta (2000-2004) legislaturas, donde por primera vez se forma un gobierno de coalición PSOE-PA, lo es también de la modernidad del Parlamento con Javier Torres Vela. El de Andalucía es con diferencia el que tiene más medios. El telegrama desapareció, se dotaron a los diputados de teléfonos móviles, ordenadores portátiles y se creó la oficina de control presupuestario. El resultado es que la información fluye rápida y se gana en eficacia
La actual presidenta Mar Moreno ha seguido esta senda. "La democracia necesita recursos y metros cuadrados; la pluralidad y las minorías se benefician de la inversión en la democracia", sostiene. Lo extraordinario de esta legislatura es que por primera vez los portavoces de la oposición son mujeres. Esperanza Oña (PP), Caballero y Pilar González (PA) y Teófila Martínez (PP), como presidenta de grupo, lideran las sesiones de control. "Es una situación coyuntural", admite González, empeñada en hacer llegar al Parlamento la "voz de la gente que ha votado al PA".
"Está muy bonito lo de las portavoces, pero luego hay cuatro coordinadores hombres. No tenemos el poder real aunque el trabajo de a pie, el de las comisiones, es nuestro. Que se lo pregunten a las mujeres del PP. Yo les haría un homenaje", apostilla la portavoz de IU.
[El secretario general del PP, Antonio Sanz, prohibió a una diputada de su partido hablar con este periódico por el boicoteo al grupo PRISA].
El Parlamento celebra a las 20.30 un pleno extraordinario. La cadena SER emitirá un programa especial de 19.00 a 19.50 horas.
Los presidentes
Antonio Ojeda PSOE
1982-1986.
Presidió el estreno del Parlamento andaluz. Marcó una senda reglamentista y formal que nunca se ha abandonado.
Ángel López PSOE
1986-1988.
Venía de ser un portavoz implacable con la oposición e intentó garantizar la voz de los grupos minoritarios.
J. A. Marín Rite PSOE
1988-1994.
Durante su gestión se crean comisiones de investigación que sirvieron de plataforma a la oposición frente a la mayoría socialista.
Diego Valderas IU
1994-1996.
Es el único presidente no socialista. Su mandato fue el más complicado de todos por la falta de acuerdo entre los grupos.
J. Torres Vela PSOE
1996-2004.
Es el que más tiempo ha permanecido en el cargo. Modernizó la Cámara y dotó de medios materiales a los grupos parlamentarios.
Mar Moreno PSOE
2004.
Primera mujer que preside la Cámara. Bajo su mandato se ha aprobado el Reglamento más favorable para ejercer la labor de oposición.
¿Pinza o regeneración?
Para el Gobierno socialista fue un calvario, pero el Parlamento de la cuarta legislatura dio como fruto uno de los Reglamentos más modernos y ágiles del país. Se introdujeron las cuestiones al presidente, se acabó con la opacidad de los sueldos de los parlamentarios, se incluyeron las preguntas de iniciativa ciudadanas y las comparecencias de los agentes sociales durante la tramitación de las leyes. Para el PSOE, esta legislatura fue una aberración; para la oposición fue la de la regeneración democrática.
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