Desafío al fin de semana islámico
Mittal Steel convulsiona Argelia al modificar los días de descanso
Lakshmi Mittal, el presidente de origen indio de Mittal Steel, la mayor siderúrgica mundial, ha provocado un terremoto en Argelia. La empresa privatizada Ispat Annaba, que Mittal adquirió en 2001, rompió a principios de mes uno de los tabúes más enraizados, el llamado popularmente fin de semana islámico, que incluye el jueves y el viernes.
Mittal Steel Annaba, como se llama ahora la mayor planta siderúrgica del Magreb, publicó a principios de mes un comunicado anunciando a clientes, proveedores y socios que a partir de ahora sus trabajadores descansarían viernes y sábado.
Los movimientos de inspiración islamista se oponen a que jueves y viernes sean días laborables
Hizo un gesto, pero no se atrevió a instaurar directamente el fin de semana universal (sábado y domingo) que algunas empresas privadas practican a escondidas en Argelia.
Hace ya 31 años que el entonces presidente, Houari Boumedián, impuso el fin de semana islámico -el viernes es el día de la oración para los musulmanes- para marcar la especificidad de una Argelia que acababa de liberarse del colonialismo.
Los demás países árabes que lo introdujeron han ido uno tras otro renunciando a él. El último fue Mauritania, en 2005, y ahora sólo perdura en Libia y en Arabia Saudí.
Para las empresas y las administraciones argelinas que mantienen relaciones con el extranjero, el desfase entre uno y otro fin de semana "es una tremenda complicación", asegura un hombre de negocios español afincado en Argelia.
Sólo disponen de tres días útiles cada semana (lunes, martes y miércoles) para trabajar con el resto del mundo, porque el jueves empieza ya su fin de semana y cuando ellos reabren, el sábado, todos los demás inician su descanso.
El comunicado de Mittal Steel animó a la patronal argelina a desempolvar su vieja reclamación. "Es la solución más inteligente, es un primer paso", declaró Redha Hamiani, presidente del Foro de Empresarios, refiriéndose al anuncio de la siderúrgica. "La reinstauración del fin de semana universal es nuestra reivindicación", recordó. Exhortó a "las empresas privadas a tomar la iniciativa sin esperar decisiones oficiales".
Los empresarios tienen motivos para querer acabar con este desajuste. La Sociedad Financiera Internacional, que depende del Banco Mundial, calcula que acarrea pérdidas de entre 375 y 565 millones de euros al año para la economía, y un organismo argelino, el Consejo Nacional Económico y Social, eleva la estimación hasta 750 millones. Un estudio de la patronal señala que Argelia pierde entre un 1% y un 2% de crecimiento anual de su PIB.
"Armonizar los días de trabajo y los de descanso con el resto del mundo es una necesidad imperiosa" en un mundo globalizado, escribe el diario L'Expression. "En realidad, no se necesita toda la jornada para hacer correctamente la oración del viernes", añade La Tribune, apostando porque ese día sea también laborable pero que los musulmanes piadosos dispongan de un rato por la mañana para acudir a la mezquita como sucede en Marruecos o Túnez.
La Unión General de Trabajadores Argelinos, el sindicato afín al régimen, y los partidos laicos son favorables a la modificación del fin de semana, no así los movimientos de inspiración islamista, que ejercen una gran influencia, ni el partido mayoritario, el Frente de Liberación Nacional (FLN). El propio presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, tampoco se muestra receptivo.
La idea de un fin de semana mixto, como el aplicado por Mittal Steel, que incluya viernes y sábado, empieza, sin embargo, a abrirse camino. "Lo esencial es preservar el viernes como el día festivo semanal", admitía, por primera vez, Said Bouchemaine, portavoz del FLN.
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