El Supremo de EE UU exculpa a la banca de inversión de la crisis de las 'puntocom'
Los inversores se toparon ayer con la puerta del Tribunal Supremo estadounidense en su acción contra los grandes bancos de inversión por los abusos que cometieron en plena efervescencia de los valores tecnológicos a finales de los noventa. La máxima instancia judicial optó por ponerse del lado de Wall Street, al decir que son inmunes ante las demandas que se cursen según la legislación federal de competencia desleal.
La decisión fue adoptada con el apoyo de siete de sus miembros y la oposición de uno. Los inversores acusaron a los grandes bancos de Wall Street de ponerse de acuerdo para aumentar artificialmente los precios de salida a Bolsa durante el auge de los valores puntocom. Entre los demandados se encontraban Citigroup, Credit Suisse, Bearn Stearns, Lehman Brothers, Merrill Lynch, Goldman Sachs, Morgan Stanley y JP Morgan.
El camino que eligieron los inversores para el ataque fue la legislación anticompetencia desleal, por la que se pueden imponer sanciones hasta tres veces superiores que por otra vía. La opinión del juez Stephen Breyer supone un importante espaldarazo a la banca. Aclara que las reglas previenen a esas entidades frente a demandas por competencia desleal y recuerda que la SEC, regulador de los mercados, es la autoridad que supervisa esas operaciones.
Por este motivo, desestimó el recurso, al concluir que la aplicación de la ley anticompetencia no tiene lugar. Es decir, el Supremo cree, sin entrar en el fondo, que el camino elegido para demandar a los bancos no era correcto, lo que cierra el margen de acción de los inversores que quieran atacar a las poderosas firmas de Wall Street.
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