El desempate de El Coronil se salda con agresiones y los jóvenes templan los ánimos
Tras los disturbios provocados por la investidura del sábado, los grupos apelan al diálogo
Una lluvia de monedas y un zapato lanzado por los aires iniciaron el sábado una jornada que dividió a los 5.033 habitantes de El Coronil (Sevilla). El socialista Jerónimo Guerrero arrebató la alcaldía a IU gracias al voto del único edil del MAIN (Movimiento Alternativo de Izquierda), una escisión de IU. Los abucheos y gritos de traidor durante el día dieron paso a agresiones por la noche. Un grupo de simpatizantes del Sindicato de Obreros del Campo (SOC) propinó "empujones y patadas" al número 11 de la lista del MAIN. Los jóvenes convocaron una manifestación en contra de la violencia.
Los carteles electorales del MAIN que aún se alzan en El Coronil están llenos de pintadas. "Traidor", cruza en negro sobre el retrato de Manuel Lara. Él es el único concejal que consiguió la formación, con 236 votos. Y él es quien dio al PSOE la mayoría simple que necesitaba para arrebatar la alcaldía a IU, integrada por militantes del SOC.
Ese voto rompió el pacto de las ejecutivas regionales de PSOE e IU para respetar la lista más votada. Pero también sacó a la luz las rivalidades latentes que desde hace tiempo habitan entre los coronileños. Una localidad de 5.033 vecinos en la que todos se conocen y muchos están emparentados.
Tras los disturbios durante el pleno de investidura del sábado -abucheos, gritos de "traidor" y lanzamiento de objetos-, Manuel Lara tuvo que abandonar el Ayuntamiento escoltado por la Guardia Civil. Nuevamente recurrió a su protección por la noche cuando un grupo "de unas 50 o 60 personas" se apostaron frente a su casa, según Lara, para intimidarle a él y su familia.
La presencia de la Guardia Civil no evitó que de madrugada se propinasen empujones y patadas a Juan Vázquez Martín cuando éste iba a visitar a Lara, su compañero de filas. "El parte de lesiones ya está en manos de la Guardia Civil, pero de momento no voy a presentar una denuncia; mis hijos y sus hijos son amigos", explicó Vázquez aludiendo a los agresores.
Estos mismos jóvenes son quienes convocaron a través de mensajes a móviles una manifestación "contra la violencia y la libertad". La concentración, que debía tener lugar a las siete de la tarde en la plaza del pueblo, se adelantó una hora para no coincidir con los simpatizantes del SOC, que decidieron reunirse "contra la corrupción política" a la misma hora en el mismo lugar.
Unas 300 personas acudieron a cada concentración. Ambas discurrieron sin altercados. Las agresiones "hay que cortarlas radicalmente", decía una mujer, "no se puede apalear a una persona, sea del partido que sea". "Menos política y más convivencia", coreaban los presentes. Otros asistentes, más críticos, aseguraban estar "hartos" de las "intimidaciones" de militantes del SOC.
Una hora más tarde, Diego Cañamero, secretario general del SOC, volvía a templar los ánimos de sus seguidores y a modo de asamblea explicó los pormenores del día anterior. Contó que los altercados fueron producto de "los ánimos encendidos" y pidió calma. Él mismo acudió al lugar de los enfrentamientos y contó que se iniciaron cuando una vecina espetó a Lara: "¿No te da vergüenza venderte?"
Cañamero insistía en la legalidad del pacto aunque fuera "inmoral y una traición". "Ahora nos vamos a la oposición, a trabajar por el pueblo hasta dentro de cuatro años, y apoyaremos al Gobierno en todo lo que sea positivo para la localidad", aseguró a los vecinos, a quienes pidió "diálogo y amistad".
"El problema que hay es personal, no político", aseguraba Dolores, la hermana de Cañamero. Al parecer, los incidentes que afloraron ayer son el reflejo, no sólo de ideales políticos, sino de rencillas personales entre Lara y Cañamero. Antes cuñados y hoy enfrentados. "En el pueblo nos conocemos todos y muchos estamos emparentados", continuaba Dolores. Por eso los jóvenes hicieron ayer un llamamiento a la convivencia, porque sus políticos no se entienden, pero ellos no quieren problemas.
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