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Reportaje:

Goteo de salidas a Bolsa

Al menos diez empresas planean empezar a cotizar este año, apoyadas en los altos precios del mercado

Manuel V. Gómez

Gota a gota. Así han llegado las salidas a Bolsa este año. Apoyadas en la tendencia alcista de los mercados, al menos una decena de empresas han decidido lanzarse a los parqués en busca de financiación para sus proyectos y de liquidez para sus propietarios. Claro que el goteo no es regular. En el primer trimestre del año ninguna empresa se aventuró a exponer sus títulos a la voluntad de la renta variable, pero el segundo promete cerrarse con cuatro estrenos. Y el grifo sigue abierto. Al menos seis más tienen planes similares, y entre ellas, la filial de energías renovables de Iberdrola y la cartera industrial de La Caixa. Entre ambas pueden poner papel en el mercado por casi 10.000 millones.

Los dos mayores estrenos bursátiles, la filial de renovables de Iberdrola y la cartera industrial de La Caixa, llegarán a finales de año

El próximo martes llega el turno de Solaria, y al día siguiente el protagonismo recaerá en Almirall. Serán las próximas en saltar al parqué. Hace un par de semanas fue Realia; en abril, Clínica Baviera. El goteo de salidas a Bolsa continúa; no arrecia una tormenta sobre el parqué, pero sí una lluvia fina que se prevé continúe. El año podría saldarse con más de una decena de nuevas empresas figurando en los paneles bursátiles.

Unas han tomado la decisión con firmeza. Solaria, Almirall, el Grupo Tremón, Aquaria, Cecsa -la filial de medios de Avanzit-, Iberenova o el holding de La Caixa han confirmado sus intenciones, y es probable que acaben el año como nuevos inquilinos de la plaza de la Lealtad, 1. En un estadio anterior se encuentra Eolia, cuyos responsables ni lo confirman ni lo desmienten. Otras como Codere o Lábaro contemplan su salto al parqué como una más de sus opciones para llevar a cabo sus planes de futuro, según fuentes de las compañías. Incluso las hay como Hispasat, el operador de satélites español, que depende en este punto de la decisión del Gobierno.

La escasez de ofertas públicas de venta (OPV), la forma en que se concretan la mayoría de salidas a Bolsa, ya finalizó el año pasado, cuando se cerró el ejercicio con 10 empresas nuevas en los parqués. Hasta entonces y desde comienzos de la década, sequía. En 2003 no hubo ni un lanzamiento.

Esta relativa abundancia se debe en gran medida al ciclo alcista que viven las Bolsas. "Están relacionadas [las OPV] con el momento de mercado. La coyuntura debe ser buena y ahora lo es", explica Jordi Padilla, director de Renta Variable de Atlas Capital. "Quien sale, se plantea a qué precios lo hace. Si no hay buenos precios no sale", añade. Y los precios son altos. El pasado 1 de junio el Ibex 35 llegó a marcar un máximo histórico al cerrar la sesión en 15.501,5 puntos.

Mal momento inmobiliario

"Es un buen momento para compradores y vendedores", comenta Nicolás López, director de análisis de MG Valores. Sobre los vaivenes de las últimas semanas, afirma: "Correcciones siempre hay, incluso en los ciclos más alcistas". Si bien la Bolsa ya no sonríe a todos por igual. "Las salidas que ha habido están yendo bien excepto en el caso de las inmobiliarias", señala López.

El desplome de Astroc, la estrella de los mercados españoles de renta variable el año pasado (ver gráfico adjunto), acabó por contagiar al sector. El resto de valores de la Bolsa española se recuperaron, pero las inmobiliarias ya no han levantado cabeza.

Realia ha sido la primera víctima. La inmobiliaria controlada por Caja Madrid y FCC sacó al parqué casi la mitad de su capital el pasado 6 de junio. Y para hacerlo con unas mínimas garantías tuvo que abaratar 1,4 euros el precio de su acción incluso por debajo del mínimo marcado en la banda indicativa de su OPV (7,90 euros). Ni aun así ha logrado una cálida acogida entre los inversores. El pasado viernes los títulos de Realia se pagaban 33 céntimos por debajo de su precio inicial.

Y claro, el sector ya ha tomado nota. El grupo Tremón, con unos activos valorados en 2.800 millones y un beneficio antes de impuestos de 50,8 millones en 2006, ha aplazado su salida a Bolsa hasta después del verano. Algo que ya advertía Fernando Fernández, su director general de comunicación, días antes: "Seguimos creyendo en nuestro proyecto y no nos vamos a echar atrás. Lo único que puede pasar es salir en septiembre".

Mejor suerte espera a las siguientes de la lista, de atender a las palabras de los analistas. De hecho, los laboratorios Almirall, que alcanzaron una cifra de negocio en 2006 de 757,9 millones, fijaron su precio máximo de cotización en 15,5, el más alto de su banda, dada la buena acogida que había recibido su oferta. En total, la empresa queda valorada en casi 2.600 millones. El negocio químico es muy distinto al inmobiliario, y así lo ve la Bolsa. Basta con ver la evolución de Grifols, que gana casi un 240,6% en un año (ver gráfico adjunto).

También hay ofertas basadas en el futuro, en las que el plan industrial es clave, como Solaria. Una empresa cuya cifra de negocio en los tres primeros meses del año ha ascendido a casi 13 millones, frente a los 19,2 que logró en todo el ejercicio pasado. "El precio [en este caso] no es determinante, sino el proyecto", comenta Padilla. Una opinión distinta de la de Josep Prats. Para el director de gestión de patrimonio de Ahorro Corporación, la venta de futuro requiere de un precio bajo y un clima alcista.

Solaria sacará a cotizar entre un 25% y un 30% de su capital, tras realizar una ampliación, y atendiendo a su banda de cotización ha valorado la empresa resultante entre 708 y 961 millones (de 7 a 9,50 euros por acción).

Solaria forma parte de un sector de moda, las empresas de energías renovables. "Al mercado le gustan las cosas nuevas", afirma López, "a veces eso acaba por convertirse en una burbuja con valoraciones poco reales. Hay que tener cuidado". E inmediatamente matiza y recuerda que el negocio es conocido, la venta de electricidad.

También a este ramo pertenece uno de los debuts más esperados del año. Iberdrola sacará a Bolsa el 20% de su filial su filial de energías renovables, Iberenova, en el último trimestre del año, según las previsiones iniciales. La eléctrica prevé obtener 4.000 millones de su filial que el año pasado aportó 556 millones a su Ebitda. Con ese dinero prevé pagar sus planes de inversión, pues al fin y al cabo Iberdrola guarda en cartera proyectos para una capacidad de generación eólica de 37.675 megavatios. La noticia fue bien recibida en su día por los analistas, como "positiva" ha sido calificada por algunos. Pero el entusiasmo no es unánime, para Prats, esto es un recurso de última hora de mercado para sectores que han tocado techo, y en ese momento cree que se encuentran las eléctricas.

Mejor si es grande

La otra estrella bursátil del año también empezará a brillar a final del ejercicio, la cartera de La Caixa. El holding de la caja de ahorros catalana no presentará a priori problemas de tasación, pues casi todas sus participaciones cotizan. En suma, su valor oscila en torno a los 20.000 millones. Pero desde Atlas Capital, Jordi Padilla la recibe con escepticismo: "Los inversores buscan un negocio, no una cartera que cualquiera puede comprar. Los inversores institucionales acudirán si hay descuento".

Ambas OPV serán las de mayor tamaño, pero las hay menores. Es el caso de Aquaria. Una empresa de fabricación y distribución de piscinas, que en 2006 facturó 546 millones y emplea a 3.100 personas, prevé sacar entre el 40% y el 45%. Fuentes financieras valoran la compañía en torno a 900 millones. Esto sitúa a la firma catalana cerca del valor mínimo que Prats considera debe tener una empresa para lanzarse a la aventura bursátil. Para el analista de Ahorro Corporación las empresas de menos de mil millones no convencen al parqué.

Y esto le sirve a Prats para poner un límite a las OPV. Cree que el grifo goteará menos, pese a que la Bolsa se siga moviendo en torno a los 15.000 puntos.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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