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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La novela de un antropólogo

La novela La caza salvaje de Jon Juaristi (Bilbao, 1951) ha recibido el Premio Azorín 2007 y bajo ese prestigio llega a nuestras manos. La lectura de esta obra recuerda algunos de los libros de examen antropológico que sirvieron de educación sentimental del autor. La novela mantiene tres niveles de estructuración en una construcción de sentido complejo. Basándose en la figura de Martín Abadía (Martín el cura, en una de sus posibles lecturas, recreación ficcional de Martín Arrizubieta, clérigo de Mundaka cuya vida ha sido revisada desde la historiografía por Núñez Seixas), Jon Juaristi realiza un paseo por la historia y la geografía de Europa en el siglo XX, de la Europa destrozada (y fascinada) por la guerra. Desde la Guerra Civil española, la Guerra Mundial, en la que Martín participa en la defensa de Berlín, hasta la creación incipiente de Yugoslavia ("se acercaban tiempos de nacionalismo riguroso"), un ubicuo y despersonalizado Martín Abadía está presente como testigo de las mayores tragedias europeas.

LA CAZA SALVAJE

Jon Juaristi

Planeta. Barcelona, 2007

432 páginas. 21 euros

En un segundo nivel que recuerda a Claude Lévi-Strauss y sus Mitológicas, el autor se sirve de la leyenda del Cura cazador, del sacerdote que dejó la misa para perseguir a una pieza de caza, como hilo conductor de una visión de la tragedia de la muerte: La caza salvaje como metáfora de la guerra y el exterminio. Las distintas versiones de la leyenda (explicada en su simbolismo en una conferencia que se cuenta en el primer capítulo de la segunda parte) enhebran la unidad del libro en torno a la exposición y el debate de ideas acerca de la posición de los nacionalismos en la creación de un siglo horrendo en la Historia. El tercer nivel se concreta en la unión entre el mito (la leyenda de la que se sirve para unificar los hilos de la historia) y un lenguaje narrativo deudor de diversas tradiciones europeas, entre las que no está ausente Unamuno ni la mezcla entre personajes históricos y los de ficción o la autorrepresentación, la aparición del autor como personaje en su obra.

Los tres niveles parecen

sugerir que nos encontramos ante una novela de ideas, pero que abandona aspectos fundamentales de la narratividad. El más evidente aparece en la falta de carácter del protagonista: "Usted no puede morir, porque tampoco ha vivido. Su corporalidad, por decirlo de alguna forma, es bastante vaga", comenta el autor-narrador en un pasaje de la novela. La falta de personalidad de Martín y sus prodigiosas metamorfosis se escudan en una falta de personalidad que facilita la aceptación de cualquier disfraz. El hilo narrativo se ha supeditado a la exposición de ideas sobre los mitos de origen, del que Jon Juaristi es autor de un ensayo admirable, y al examen de las causas de la tragedia europea en el siglo pasado. La narratividad se ha sacrificado para crear una admirable exploración que hubiera merecido un ensayo.

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