Misiles cargados de dólares para luchar contra el paro
El pueblo de Polonia en el que EE UU quiere instalar su escudo balístico anhela revitalizarse
Junto a la abandonada base militar de Redzikowo, a unos 130 kilómetros al oeste de Gdansk, en el norte de Polonia, una treintena de escuetos bloques de pisos (paralelepípedos de cinco plantas del viejo estilo comunista) reciben estos días revoco y pintura. El color blanco y el amarillo sustituyen a los desconchones grises, como si los colores claros preludiaran un nuevo y brillante futuro para un lugar deprimido y su millar de habitantes.
Redzikowo es la base destinada a acoger a los 10 interceptores del escudo antimisiles que el presidente de EE UU, George W. Bush, quiere instalar en Europa y el corazón de una polémica política nacional que en la zona se decanta a favor de los misiles, vistos más que como amenaza como una oportunidad de revitalización económica engrasada con dólares.
"La vida es mucho mejor ahora que con los rusos", comenta un vecino
Lo que molesta es la incertidumbre. Nadie sabe en Slupks si vendrán los cohetes
Jerzy Krolicki, ya jubilado, pasea su tiempo muerto entre los edificios, junto a niños que corretean y ancianos que echan la caña a un riachuelo. "Aquí todos estamos a favor de los misiles, porque ahora la gente joven no tiene trabajo", apunta el hombre, que no llega a los 60 años de edad. "El aeropuerto cerró hace muchos años y no hay nada. Si se reabre con los norteamericanos, se podrá hacer algo".
Redzikowo está pegado a Slupks, una modesta ciudad de 100.000 habitantes que exporta con generosidad mano de obra a la Unión Europea, tanta como para que dos autocares la unan diariamente con los aeropuertos de Berlín.
Piotr Bronicki, de 25 años, es de los que se han quedado y toma una cerveza en una terraza junto a un grupo de amigos, entre los que hay uno que pasó un año en Inglaterra y ha vuelto a Slupks para quedarse tras una frustrante experiencia británica.
"Estoy a favor de la base porque me gustan los americanos", dice Bronicki, con un espíritu emprendedor que le ha llevado a montar una fábrica de zapatos, aunque las modernas deportivas rojas que calza no son de su factura. "La vida es mucho mejor ahora que con los rusos", dice, lo que da pie a que intervenga el amigo que dejó Inglaterra para no volver: "Sólo los rusos están contra la base". Exagera. Encuestas realizadas a escala nacional indican que la idea de que Polonia acoja los misiles de Estados Unidos no convence a la mayoría. Es una tendencia creciente dado que el 32% de rechazo del pasado diciembre era ya el 57% en abril. Slupks es diferente. "Habrá muchas cosas positivas: los americanos gastarán dinero, se crearán puestos de trabajo...", sueña Bronicki. "Va a ser bueno para la ciudad". Lo que molesta en Slupks es la incertidumbre. Nadie sabe a ciencia cierta si, en realidad, va a haber misiles interceptores en Redzikowo. El alcalde lo ignora, del gobernador se dice que está furioso porque el Gobierno no suelta prenda, la prensa local da cuenta al mismo tiempo de noticias en un sentido y en el contrario.
Piotr Kowalek, del periódico regional Glos Pomorza, pulsa diariamente esa extendida frustración. "El Gobierno sólo dice que hay negociaciones en marcha y que como no hay nada decidido, no hay nada que decir", explica.
Durante su visita del viernes al presidente polaco, Lech Kaczynski, Bush dio por hecho que habrá interceptores en Polonia y Kaczynski reiteró que el sistema no va dirigido contra Rusia, pero nada trascendió que aclarara el futuro de Slupks y Redzikowo.
Los que ven una oportunidad económica en la llegada de unos doscientos soldados americanos -recuerdan con nostalgia cuando Redzikowo era una base activa del Ejército polaco y el negocio que eso generaba- se ven contrarrestados por quienes consideran que los misiles serían un golpe para el turismo que desearían desarrollar como plataforma para revitalizar la región, en el corazón de la plácida llanura de Pomerania. También ven otros peligros. Hay quienes llaman al periódico inquietos. "Tienen miedo de que Rusia nos ataque, de que si hay guerra, Slupks y Redzikowo se conviertan en el primer objetivo", hace notar Kowalek.
Pero en las dos localidades viven muchos militares retirados, de los tiempos en que había un notable acuartelamiento, con aviones, carros de combate y soldados de élite, y ello contribuye al sentimiento favorable a la instalación de los misiles interceptores en la comarca. Kowalek explica el proceso de racionalización de esos veteranos: "Los rusos tenían cohetes cerca de Redzikowo. Ahora van a ser los estadounidenses. No pasó nada entonces, ¿por qué tendría que pasar ahora?".
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