El viento del BNG
Al asumir la Consellería de Innovación e Industria, el BNG se tomó el sector eólico gallego (el más potente de España y sexto del mundo) como una asignatura de país. De hecho, todo el plan eólico, más que por el conselleiro Fernando Blanco, ha estado dirigido por el vicepresidente, Anxo Quintana. Al principio de su mandato, Blanco postuló la creación de una empresa pública para que el negocio eólico revertiese en todos los ciudadanos. Debido a la inviabilidad de la inversión (cada molino de viento cuesta entre 1 y 3 millones de euros), Industria optó por exigir un peaje público a las eléctricas. El problema, planteado en el borrador del plan eólico de marzo, es que la mayoría de los despachos de abogados han advertido a la Xunta de que es ilegal pedir una participación liberada a cambio de una autorización pública, ya que el viento no es de dominio público. La tercera vía, finalmente escogida por la Consellería de Industria, es puntuar (no se especifica cuánto) a las empresas que cedan "voluntariamente" acciones de sus parques eólicos. El borrador está siendo examinado por las empresas eólicas, que aún no han retirado su amenaza de pleitear.
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